22 agosto 2013

Snowy Rainbow [5]

http://i89.photobucket.com/albums/k220/Satommy14/pensamiento1.jpg: Frío ;_;
: Cuando te conocí - Andrés Calamaro
: La cama de mis padres u3u



Notas: Loli :3 vengo con ésta actualización a la volada, ni siquiera sé si sea de su agrado uwu Gracias por leer y si hay algún comentario, todos son bienvenidos X'D aunque sepa que tal vez no vale la pena D:! Aasdads


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Justo el día que más había deseado llegar a tiempo había terminado por hacerlo llegar una hora más tarde de lo normal, el tren que debía de tomar del hospital al antro había tenido un problema en una de las estaciones y toda la ruta se había comprometido, eso lo incluía a él y su horario. Su jefe iba a matarlo aun si tenía una justificación de la estación, eso a él no le interesaría ni un mínimo. Caminó presuroso por la calle hasta que llegó a la entrada del local, su mirada buscando un poco ansioso al gran guardián cuando se topó con que no estaba en su lugar, sino varios pasos más allá su imponente figura acorralando al cuerpo de otro y es que, no era para menos, podía apreciar como el gran brazo de Kyo empujaba el cuerpo de Takaki contra la pared, presionando tan fuerte que el otro pataleaba al no poder respirar y aun así, el otro se empecinaba en querer golpearlo teniendo erguido un puño justo a la altura misma del rostro ya herido del castaño alto.

-¡Alto!

Okamoto no dudó un solo segundo y corrió hasta el par, saltando con fuera sobre el gran brazo de aquel guardia de seguridad para forzarlo a bajarlo, cosa que le costó demasiado por esa gran fuerza y tozudez de la que era portador pero gracias al cielo y a su integridad, lo hizo, desatando maldiciones e insultos que se hacían más altos a medida que el diller empezaba a reír, seguramente, pensó el menor, estaba drogado.

-Deberías dejarme darle una paliza
-Causarías problemas a Daiki – sentenció con seriedad, esquivando al joven en el suelo y llevando a la gran masa de músculos lejos de él – Kyo, la culpa no sólo recae en él, sabes que el culpable también ha sido el mismo Arioka
-Bah, ¿piensas ahora cargarlo de toda responsabilidad?
-Nadie le puso un arma en la cabeza para hacerse consumidor – negó, apretando las manos. Jamás en su vida había hablado tan fríamente de aquel joven que tanto apreciaba – Pero no fue solamente él quien lo hizo – miró al guardia, observando cómo era que casi sus ojos se salían de sus órbitas al sobreentender lo que quería decir – Necesito las cartas Kyo, necesito buscarlo y decirle qué le ha hecho
-El destinatario es el único que lo recibirá, es una promesa que le hice
-Está en coma, podría jamás despertar, ¿crees que es justo que viva tan feliz alguien que destrozó la vida de otro?

Keito contuvo la respiración, hacía un gran esfuerzo para hablar y ser coherente con sus oraciones, no porque estuviera mostrándose sereno ante ello quería decir que realmente lo estaba, ¿Qué no era acaso todo una gran mentira? De inicio a fin, el ser su amigo, el no renunciar y seguir trabajando en un lugar de mal pago por tan sólo cuidarlo y ahora en ese momento, decirle a Kyo que era por justicia que le quería hacer a Daiki. Tremenda broma. Él necesitaba esas cartas para poder mandar al demonio a aquel idiota que no supo cuidarlo, quería hacerlo sentir culpable, ¿Qué no acaso sería un gran castigo el vivir sufriendo? O mejor aún, ¿llevarse a sí mismo a la muerte gracias a esa culpabilidad? Aquel Inoo Kei merecía lo peor que pudiera entregarse a sí mismo y él, se encargaría de eso.
Esperó en silencio, tal vez unos 10 minutos hasta que vio al hombre moverse no sin dudar, hasta su pequeño asiento, buscando entre sus cosas un paquete amarrado con un lazo rojo, por lo menos con unas 100 cartas en él, todas a mano en el mismo sobre de papel caro con pluma negra encima.

Que pesadas eran ahora sobre sus manos, ¿sería el peso del sufrimiento del mayor?

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“Si pudiera pedir un deseo, ¿cuál sería?”

Daiki se miró a sí mismo, sabía que era él y estaba de pie frente suyo. Su otro yo le preguntaba ello y él no entendía la pregunta, tampoco entendía qué hacían en un estacionamiento hablando, además… ¿desde cuándo había otro yo?

“¿Qué eres?”

“Soy tú”

“Yo soy yo”

“Y yo también”


Se frustró y apretó las manos, sus pies trataron de moverse pero no lo logró, era como estar clavado al suelo de cemento con otros bloques enormes de hierro que eran tan firmes e inamovibles que no le quedaba más que mirar a su cuerpo hablándole.

“¿Cuál sería mi deseo?”

Daiki se quedó callado, su mirada de pronto cayendo hacia el piso con el labio inferior temblándole. Tenía mucho frío.

“¿O-olvidarlo?”

“¿Crees que esa es nuestra respuesta?”

“No… no conocerlo… eso desearía”

“¿Por qué?”

“Si yo no lo hubiera conocido, podría ser feliz”

“La felicidad es relativa”

“¡¿Y tú qué sabes?!”

“Yo sé todo lo que tú, y siento lo mismo que también, tu sientes”

“Estás loco”

“Estamos…”

“¿Yo por qué?”

“¿Quién más querría matarse con la modalidad más cobarde?”

“Y-yo no me he querido matar…”

“¿Por eso te provocaste una sobredosis?”

“¡Yo no me provoqué una sobredosis! Pasó… pasó de casualidad…”


Todo a su alrededor se volvió un remolino y de pronto estuvo de pie, junto a aquel extraño yo, al lado de una cama de hospital donde había otro cuerpo suyo, pero éste estaba postrado y entubado a mil máquinas que por lo que pudo ver, eran lo único que lo mantenían con vida.

“¿Q-qué es… qué es esto?”

“Eres tú, soy yo”

“¡Cállate! ¿Qué pasó? Por qué… ¿por qué se ve tan blanco?”

“Porque estamos por morir…”

“Yo no quiero morir… Yo no… yo no quiero”


Sintió ganas de llorar, sintió incluso esa sensación de humedad pero al elevar sus manos para secarse el rostro humedecido no hubo nada de agua que la tela pudiera absorber, estaba seco. No podía generar gotas saladas.

“¿Qué soy? ¿Por qué… por qué estoy acá?”

“¿Cuál es nuestro deseo?”

“¡¿Qué soy?!”

“Los humanos te dirían alma… pero no eres sólo tú, soy yo. Ambos somos el compuesto de aquel cuerpo, pero eres tú el que predomina y siempre lo harás. Al nacer un alma es la que llena el contenido corpóreo pero en estados así, nos volvemos a reencontrar para ver quien prosigue con la vida”

“¿P-por qué?”

“No temas, somos uno pero si soy sincero… No quiero yo tomar responsabilidad de tu vida, pero quiero ser capaz de poder ayudarme a mí mismo, yo también sufro, aún sin sentirlo todo tan directamente”

“¿Sufres?”


“Sufrimos…"

"¿Es por mi culpa?"

"¿Cuál es nuestro deseo?”

“No quiero morir…”

“¿Ese es nuestro deseo?”

“¡No quiero morir! No quiero… jamás quise… sólo buscaba huir del dolor…”

“¿El deseo entonces no sería no sentir dolor?”

“Pero quiero vivir… y vivir significa sentir…”

“¿Estás seguro?”

“Yo… yo aún no me quiero rendir…”

“No mueras, entonces”


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Eran las dos de la mañana cuando salió del local, llevaba bajo la gabardina el paquete de cartas que habían sido entregadas por Kyo, no había tenido el valor de leer ninguna ni tampoco había tenido la fuerza para quemarlas. Tampoco podía. Las necesitaba aún en contra de su voluntad para llevar a cabo el plan nada elaborado que tenía, sus manos temblaban e incluso sudaban frío de pensar que conocería a la persona que tanto odiaba sin conocer, ¿qué de bueno tendría para que el castaño lo amara tanto? Necesitó hacer acopio de unas cuantas copas de vodka para darse la fuerza y salir de ahí determinado, era ahora o nunca y valía nada la hora que fuera. No podía esperar más para librarse de encima esa sensación de venganza que no terminaba de tragar con nada.
Tomó un taxi en la esquina misma de la cuadra de dónde trabajaba y entregó una dirección. Le había tomado exactamente media hora mover unos cuantos contactos para que le dieran la dirección del arquitecto Inoo, egresado de la universidad Meiji hace apenas unos cuantos meses. Qué ironía el que Daiki no quisiera regresar a estudiar cuando su razón de evasión ya había terminado la carrera sin obstáculos.
Se frotó con la yema de los dedos las sienes, amenizando el dolorcito punzante que le abatía el pensamiento, que le hacía dar vueltas la cabeza aunque tal vez ello fuera a causa de la bebida. Ser barman le hacía abstenerse mucho de beber y el hacerlo tan de golpe era una clara suposición de que ahora se sintiera mal.

El coche se detuvo a lo minutos frente a un bloque de departamentos de clase media que no le llamó la atención aunque, seguramente el joven viviera mejor de lo que él lo hacía aún en casa de sus padres. Pagó la carrera y bajó, caminando sin prisa y sin tomar el ascensor hasta el segundo piso, al departamento 209 del bloque C. De pie frente a esa puerta leyó tres nombres y una sonrisa ladina apareció dibujada, había un “Kota”, el nombre que Daiki había de la persona que llamó a Inoo como “amor”, si el castaño lo supiera, de seguro caería nuevamente en depresión. Tomó aire y esperó observando su reloj hasta que marcó exactamente las 2:30 de la mañana, tocando el timbre hasta cinco veces para cerciorarse que había sido escuchado, y deseando a su vez ser una molestia para los residentes, ¿qué mejor que empezar así? Torpes pasos resonaron de dentro del departamento y frente a él se irguió un joven alto, demasiado delgado que podía decir, era la mitad de su cuerpo. Keito admiró su rostro y frunció el ceño, definitivamente él no era Inoo porque a cómo lo pintaba su amor platónico, el joven debería siquiera ser un gran prospecto a modelo y él, bueno, dejaba mucho qué desear.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres?
-¿Se encuentra Inoo?
-¿Quién me busca?

Su voz fue odiosa desde el inicio, asomó la cabeza ignorando al otro que le detenía el paso y miró con asco al cuerpo semi desnudo de un pelinegro caminar entre bostezos a la puerta. Lo admiró lo más objetivamente posible aunque le fue casi una odisea, debía admitir, no sin desgano, que era alguien “apuesto”, pero seguía sin comprender cómo Daiki con aquel rostro y aquella sonrisa se había enamorado de alguien tan simple, tan común. Él no lo merecía. Tomó aire y sintió un golpe en el estómago, pero nadie lo había tocado, era su presión que le jugaba en contra y de pronto toda la bebida y lo poco ingerido en la noche se le fue de subida contra la garganta, ignorando a los presentes y como si tuviera la confianza de una amistad de años, corrió dentro y buscó por lógica el pasillo encontrando a los minutos lo tan ansiado, encerrándose en él para desfogar el contenido de su cuerpo que ahora quería desechar a cómo de lugar.

Pero en el proceso dejó caer dos cosas, su celular y las cartas, uno que empezó a timbrar y otro que sin palabras decía con su mera letra lo que significaba.

Yabu preguntó a su amigo qué ocurría, si conocía a tal chico pero el rostro del joven había palidecido, sus manos temblorosas y desnudas se acercaron a medida que él caía de rodillas al suelo a tomar aquellos pergaminos redactados con su nombre, sabía qué eran, conocía esa letra tanto como conocía la suya, ¿no era así que habían empezado a salir? Por cartas, porque sólo por cartas se habían animado a hablar.

-Kota… - escuchó el mayor, cerrando la puerta detrás de su espalda - ¿Crees que es posible que Daiki… pudiera escribir tanto?

Yabu se quedó estático mirando al pelinegro derrumbarse con tanta facilidad que no dudó ni un poco en saber que no lo había superado aunque ello era algo que ya sabía y jamás había dejado de suponer. Se acercó y sentó a un lado, siendo él quien tomó la iniciativa de correr el lazo y tomar la carta que estaba en lo más alto, la abrió con cuidado y sin leer buscó la fecha y luego la firma.

-Es de hace una semana – susurró, entregándole el papel a un tembloroso y lloroso Inoo, quien sorbiendo su nariz con gran esfuerzo leyó los pequeños párrafos cargados de dolor que su castaño le había dirigido.

Una a una las cartas se siguieron abriendo, cada una rogando por presencia, cada una buscando por piedad. Kei Inoo se sentía una mierda. Más que ayudar había causado heridas con su ausencia, ¿no era él quien siempre había buscado evitarle ello? Le dolió y se hizo una herida enterarse que su hermoso cuerpo se había entregado por despecho a alguien más y él, tan inocente como era le rogaba perdón y le decía que sólo lo hacía para pagar su deuda… Una deuda que no comprendió hasta muchas cartas después, que en su fecha remontaban meses del presente.

-K-Kota… Daiki… Daiki…

A esas alturas su amigo ya había estado leyendo lo que el otro dejaba caer en un montón, entre palabras y lágrimas sabía lo que quería decirle, entendía el por qué ahora de su desesperación.

-Tú no lo forzaste a… - se mordió el labio inferior, frunciendo el ceño al tratar de decir la palabra aunque era extraño exteriorizarla – Tú no lo hiciste consumir, Kei, él se refugió en ello…
-Fue por mí, fue mi culpa… El que se acostara con otro… para poder pagar su consumo

El celular dio su timbrada nuevamente, era ya casi la décimo octava vez que lo hacía y ya con fastidio el pelinegro lo tomó para poder maldecir, para gritarle a quien fuera que dejara de llamar al insolente de su baño que seguía vomitando y muy probablemente, estuviera dormido sobre el inodoro pero el nombre que aparecía en la pantalla le heló, le hizo sudar frío y deseó con todas sus fuerzas el que fuera por cualquier motivo, que fuera por cualquier cosa y no por lo que le hacía presión en el vientre hasta hacerle doler.

-¿Okamoto-san? Le llamamos del Hospital Metropolitano Hiroo para informarle que el joven Arioka ha despertado de su coma, quisiéramos que venga para poder hacer estudios de memo-…

Yabu no preguntó, sólo observó el cuerpo del otro joven correr a su habitación y salir cambiado en tan sólo unos segundos y volar hacia la salida. Soltó un suspiro y cogió las cartas para guardarlas, tan sólo habían logrado leer un cuarto de todas pero eran suficientes como para hacerse una clara idea de cómo el joven Arioka había estado viviendo. Eran papeles llenos de dolor que seguramente reflejaban los sentimientos que su amigo también albergaba pero que jamás había encontrado manera de sacar, asfixiándose en estudios y trabajo para distraerse.

-Kou-chan, ¿qué pasa? Escuché ruido y…

La puerta del baño se abrió, saliendo el joven de cabello puntiagudo que había traído esas malas noticias.

-Hikaru, haz café… va a ser una larga noche

Okamoto observó al par, cerrando los ojos con fuerza pues de nuevo los mareos volvían y su cuerpo débil, volvía a encerrarse en el baño.

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“Sabes Kei… te amé demasiado, te amé más de lo que me amé a mí mismo y me perdí, me perdí queriendo encontrarte.
Sabes Kei, dudo que alguna vez logres entender el poder que tu ausencia tuvo en mí, dudo que puedas entender lo mucho que
me vi ahogado entre lágrimas y entre gritos mudos de dolor, corroyéndome por dentro, queriendo poder superarte.
Sabes Kei, aún ahora no puedo olvidarte y aún estás latente en mí, lo sé, soy patético y deplorable…
Keito jamás me lo perdonará, Kyo querrá nuevamente golpearme y Takaki seguramente, volverá a llevarme a la cama por esa debilidad,
pero, ¿sabes Kei? Keito ya no tendrá por qué pasarla mal por mí ni vivirá enojado para siempre,
Kyo por fin me verá sonreír y sonreirá conmigo, ya no me querrá golpear y ¿sabes qué es lo mejor?
Yo ya no volveré a ir con Takaki, yo ya no necesito una ausencia que llenar,
porque Kei, ahora yo… Quiero vivir, quiero vivir y no saber que tú alguna vez fuiste parte mía o de mi vida.
Yo ya no daré lástima, yo ya no me aferraré a un recuerdo y a alguien a quien no le importé.
Yo ya no esperaré por ti, ya no te buscaré.
Tú no me quieres más, así que… ¿sabes Kei?
Yo tampoco ya te querré a ti.”

4 comentarios:

Natarashi dijo...

*o* Dai debatiendo con su otro yo, solo para reaccionar y darse cuenta que es mejor olvidar a Kei, así como el "lo olvido"
Amo a mi Keito que se tomo sus copitas para armarse de valor y darle lo que Daiki nunca se atrevió dar, pero ahora Kei se siente miserable *o*

PD: ya quiero saber que pasara

Anónimo dijo...

Lágrimas derramo, con cada capítulo de este fic... wow, desde hace tiempo que no llora así~. Me dan ganas de gopear a Inoo, pero a la vez quisiera a poyarlo. Esa sensación en el pecho awww Daiki pudo superar ello y debe de superar esa herida que le provocaste Inoo, quisiera que esté con Keito... sé que él lo trataría bien... pero Daiki lo llegaá a amar como a ti? No lo creo... DESEO LA CONTINUACION PRONTO!! NO AGUANTO ;W;

yuumhi dijo...

-Se debate entre renegar o alegrarse - OSEEEEEEAA~ Hciste que amara el AriOka y ahora... ahora Q_Q aunque mi OTP es InooDai, debo decir que me hubiese gustado más que Inoo se enterara por boca de Keito que Daiki esta en coma, asdad pelea peleeeaaa. Lo se, soy malevola XD! pero hiciste que me enamorara de Keito ahora cuando ya lo odiaba(?) XD. Dios... está genial, sin duda, necesito de tus fics para vivir.

asdasdasd Quiero que inoo sufra e_e Keito, que penita ;w;!

Nessie *Elva dijo...

Keito embriagado xD
Daiki ya no sufras...y Kei lo que debió de haber sentido mientras leía esas cartas.
Me has hecho llorar con la ultima parte TTwTT No lo aguante x_x <//3