20 junio 2014

Perfection [OneShot]

http://i89.photobucket.com/albums/k220/Satommy14/pensamiento1.jpg: Sueño~~~
: Come back...? - Hey! Say! JUMP
: Cama

Título: Perfection
Autor: Satommy
Parejas: Inoodai
Género: Fluff
Extensión: Oneshot[?]
Notas: Pasó las 600 palabras XD así que es OneShot pero para mí es Drabble -lol- HAHAHAHA aish, me salió bien cursi pero es culpa de Ryu y sus fics Inoodai que me apachurraron el corazón~ necesitaba algo bieeeeeeeeeen dulce para aliviarme la incomodidad así que, salió esto orz Espero les guste X'D prometo subir algo de otra pareja pronto y... Lamento spamearlas siempre con Inoodai :c and... btw X'D Si hay parecidos con la realidad, es PURA IMAGINACIÓN~ -lol- Eso y que este fic salió de una idea de un serial que tengo pero que motivos ya conocidos XD no pienso subir o hacer de acá un tiempo... Igual, siempre he querido un fic donde sean padres♥ u3u asdasdasd alguien me entenderá :'D Yo lo sé~ uwu ya luego, haré el serial que tanto he querido con ese trama


Pasos suaves se escucharon en el pasillo, pero no se quiso despertar. La textura fina de sus sábanas lo amarraban a la cama para que siguiera durmiendo pero un pequeño ruido lo volvió a alertar y no pudo más que abrir sus ojos con pesar. No le gustaba para nada interrumpir sus horas de sueño, el trabajo múltiple que tenía siendo artista y siendo arquitecto le quitaban buena parte de la vida aunque su recompensa fuera la mejor: poder cuidar de su familia.
Soltó un suspiro largo y se frotó con las manos los párpados antes de abrir los ojos y darse cuenta que a su lado, no estaba su novio.

Hace ya tres años que convivían juntos y aunque no estaban legalmente casados, podía decirse que eran el matrimonio más feliz sobre la tierra. Cursi y perfecto, aquel tipo de enamorados que si veías en la calle, te hacían salpicar arco iris con cada paso que daban tomados de las manos.

Se levantó de su cama con molestia del frío y tiró de la sábana para enrrollarse en esta y buscar al culpable de su insomnio, ¿cómo es que si podía soñar con él, le hacía buscarlo a media noche?
Escuchó unos pequeños sollozos de la habitación continua y sonrió con ternura.

Ahora entendía el problema.

Kei se asomó por la puerta entreabierta y vio a su pelicastaño, cargando en brazos a un pequeño bebé con enterizo de tigrillo, un pijama tan curioso que él y el menor, amaban. Se quedó en silencio, observando como tarareaba una hermosa canción de cuna recién inventada y besaba la frente del pequeño ser.
Hace poco menos de un mes que su sobrino había quedado huérfano de madre y padre, y dado que su cuñado no tenía familiares y su hermana sólo lo tenía a él, la patria potestad del bebé había pasado automáticamente a su poder. Inoo odió la idea, jamás había querido ser padre al tener la certeza de lo malo que iba a ser al tratar de cuidar un bebé pero Daiki se negó a que mandaran a la criatura a un albergue.

“Yo lo cuidaré”

Su voz sonó como un dulce susurro y sonrió con completo amor al ser que estaba frente suyo, cuidando como verdadera madre a una pequeña vida que no tenía ni una pizca de su sangre corriendo por sus venas.
Observó como el más bajo se asomaba a la ventana y señalaba al cielo, contando al bebé que ya respiraba acompasadamente, cómo es que las estrellas brillaban tan altas sólo para ellos.

Contándole de cómo “el tío Kei”, le había dicho su primer ‘Te amo’, en un campamento que hicieron escapándose del trabajo.

-El pequeño dormilón ya volvió a quedarse dormido, Dai-chan

Su corazón latía con fuerza y estaba seguro que su rostro estaba rojo al ver la perfección de Daiki con tanta facilidad. Sentía que el aire le faltaba por la ternura inmensa que su sonrisa pura e inocente le provocaban, queriendo lanzarse a besarlo y a hacerle el amor mil veces por lo único y especial que era.

-Lo siento, ¿te desperté?

Observó con detalle como el ojicastaño dejaba en la cuna al pequeño bebé que balbuceaba en sueños y se acercaba a él, hasta abrazarlo por el cuello para acercarlo y besarlo castamente en los labios.

-Yo no puedo dormir sin ti – susurró, acariciando con la punta de la nariz, la del menor – Vamos a la cama, mamá Dai-chan
-No te burles Kei – se quejó apenitas, besándolo otra vez – Quiero que crezca en un ambiente sano y lleno de amor…
-Te tiene a ti, amándolo con locura… Y me tiene a mí, que te ama con devoción – se rió despacio, esquivando el pequeño golpe que su novio le quiso dar – Y también lo amo a él, porque me ha hecho entender que quería una familia cuando ni siquiera la buscaba
-Cursi…
-¡Dai-chan!
-¡Kei-chan! Shhhh! Lo vas a despertar

Ambos riendo se abrazaron y apagaron la luz de la habitación del bebé, yendo prontamente a su propia cama para dormir enlazando las piernas y rodeando la cintura del otro, con sus brazos.

La perfección existía, Kei estaba seguro de ello, tan seguro como que se llama Arioka Daiki.

03 junio 2014

Careta de Porcelana [OneShot]

http://i89.photobucket.com/albums/k220/Satommy14/pensamiento1.jpg: Cabeza, duele~~~
: Try Hard - 5SOS~
: Cama

Título: Careta de Porcelana
Autor: Satommy
Parejas: Inoodai
Género: Lemon[?]
Extensión: Oneshot
Notas: Ya han de saberlo~ hoy es 3 de éste mes y pues, saben que para mi es una fecha más que especial que no tiene algún tipo de descripción. Mi motivo lo saben pocas personas y sólo una en especial, ya creo que debería dejar de hacerlo pero algo simplemente me lo impide. Para hoy, que se hace un año más, había planeado terminar de escribir una historia grande pero mi cabeza, mi tiempo y mi ánimo no han contribuido del todo~ Yo hubiera querido algo más de mi, pero no ha resultado. Espero no decepcionarte~ Chango. Feliz 3 de Junio.
P.D.: En facebook publiqué esto~ LEER AQUÍ! XD que es una historia que pensé de la nada uwu me gustaría saber si quisieran que la siguiera o no~ por favor D: póngalo en la entrada y coméntenla o denle like[?] Gracias... X'DDDDDD♥


La lluvia caía contra la ventana de la habitación pero ambos estaban tan abstraídos en su propio mundo que, aunque hubiera tormenta o se declarara la guerra, ellos seguirían ahí, mirándose, tocándose.

Kei deslizó sus dedos por la espalda del menor, su piel tostada erizándose con cada suave caricia que le proporcionaba y Daiki, en su posición con el rostro apoyada en la cama, sólo podía derretirse.

No es que al mayor le gustara tener así a su castaño, odiaba el simple hecho de hacerle el amor sin ver sus ojos pardos pero había un toque de lujuria que se expandía por cada una de sus venas hasta desatarlo con frenesí cada que lo veía desnudo que esa posición donde lo tenía en cuatro, dejaba de importarle. Llegaba al punto, que lo ponía más duro. Lo tomó de las caderas para erguir más su trasero y acercarlo a su rostro, besando las suaves nalgas de un sonrojado Arioka que apretaba las manos sobre las sábanas, gimiendo un bajo “Kei-chan” que podría pasar desapercibido para cualquiera, menos para él.
Sus labios surcaron un recorrido húmedo que tenía por camino cada vértebra de su esbelto cuerpo, sus dedos marcando con más y más fuerza sobre sus caderas al estar tan excitado que no podía ya con su propia erección pero quería disfrutarlo más. Le gustaba, disfrutarlo hasta hacerlo perder el control.
Sus labios alcanzaron sin darse cuenta aquella entrada que aún se mostraba cerrada, estrecha… Aún a pesar de todas las veces que la había profanado, a pesar de tantas veces que lo había poseído su cuerpo aún seguía siendo como la de un inocente.

-N-no, no lo hagas… Sólo entra… Kei-chan!
-Shhhh

El mayor miró sus ojos pardos medios aguados por el placer contenido, por cómo su cuerpo se estaba doblegando y ardía en necesidad de entregarse pero tan sólo le regaló un guiño coqueto. Malvado. Y sin dejar de observar como sus labios se entreabrían y mordía su lengua para no gemir, introdujo su lengua en la abertura, amarga y dulce a su vez. Besó el contorno y luego le dio una pequeña mordida, sintiendo al cuerpo debajo del suyo retorcerse de placer, gritando su nombre con ese tono agudo que le erizaba los vellos más pequeños de la nuca.
Dejó de tocar sus caderas para tomar acción con las manos, su mano izquierda acariciando esas dos gónadas de la base de su miembro y la diestra, dirigiéndose a su entrada. Separó los labios del pequeño agujero e introdujo con algo de dificultad el índice, escuchando aquel quejido tan bien conocía y empezó a moverlo. Lento, muy lento, de forma circular. Cuando sus músculos se hubieron acostumbrado, sonrió con malicia y clavó la uña contra la pared sensible de su ano, metiendo su lengua de un solo movimiento, disfrutando con aquel gemido que seguro, hasta los vecinos oirían.

Lo amaba, cada parte de él, lo amaba.

Penetraba con ritmo su interior, su lengua lamiendo y saboreando cada centímetro que llegaba a entrar más allá y su dedo jugando y rasgando cada pliegue de su estrechez. Sus dedos libres de la otra mano ya empezaban a sentir aquel líquido lubricante peculiar, tomándolo con libertad para masturbarlo dedicadamente apenas unos segundos y luego pasar a sus pezones. Los apretaba, los jalaba, los pellizcaba y los gritos de placer de su amante, eran lo que más le satisfacía.

Kei no dudaba, que él sólo podría llegar al orgasmo de escuchar a Daiki, gimiendo.

-Kei-chan… por favor…

Su voz de súplica, sus ojos que casi se lo comían con la mirada le hicieron soltarlo, su presa lo veía con amor y pasión, la combinación perfecta y él, ya no deseaba tenerlo de espaldas.
Suavemente lo giró tomándolo por la cintura y acarició sus pantorrillas por la parte de atrás, deslizando sus manos más y más hasta que le tomó las nalgas y las apretó, llevándose un quejido de vergüenza que pasó por alto. Lo observó detenidamente y luego recorrió hacia atrás el camino hecho por su tacto y fue elevando sus piernas hasta que las acomodó en sus hombros, haciendo que la cercanía de sus cuerpos fuera mínima, haciendo que sus respiraciones se volvieran una sola cuando se hubo inclinado a tomar posesión de sus labios húmedos que no dudaron en corresponderle.

La punta de su glande llegó sin problemas a su orificio y lo embistió de un solo golpe, haciendo que sus testículos se apretaran de manera deliciosa contra sus suaves nalgas cada que remetía su pene en él. Siempre lo embestía brusco y fuerte, porque le gustaba llevarlo al cielo mientras el se fundía en las llamas del infierno. Era un placer pecaminoso, sólo que bañado en amor.

Sus manos acariciaban y apretaban su cintura, sus labios lo besaban hasta que el aire se hacía nulo y hasta que la saliva se volvía hilos que los unían. Apretaba más y más sus caderas contra las suyas, sus nalgas rebotando contra su parte baja y el sonido húmedo de dos cuerpos fundiéndose llenó de arriba abajo el lugar, los ecos de gemidos y palabras llenas de emoción salían de sus labios que apenas y se despegaban y lo sujetaba, firme, para que no se atreviera a escapar o cuidando tal vez, que alguien se lo robe.

Daiki bajó las piernas con gracilidad y se abrazó a su cuerpo con ellas, sus manos pronto dejaron la tela bajo ellos y se aferró a su cuello, acercándolo más, dejando que sus pechos compartieran latidos y se hicieran un solo sonido. Un palpitar desbocado, lleno de vida. Su cuerpo temblaba igual que el mayor, los dos perlados de sudor ya no podían contener el climax inminente pero Daiki moría, moría porque lo siguiera embistiendo porque se sentía, porque le encantaba la sensación de desgarre que el mayor provocaba en su intimidad, partiendo en dos su cuerpo una y otra vez cada que se introducía a él.

-Y-ya… Dai-chan…

El castaño tan sólo lo miró con sus ojos pardos y lo besó con pureza, dejando que su interior pronto estallara en luces blancas en su mente y en líquido lechoso entre sus cuerpos. Fue instantáneo cómo sintió la calidez de su semen llenarle hasta lo profundo de sus entrañas y también sintió como al perder el tamaño de su falo, el líquido blanquecino resbalaba por los contornos, llenándolo de sí mismo tanto dentro como fuera.

Se quedaron observando el uno al otro durante unos segundos, dándose un pequeño beso antes de volverse a recostar en la cama del menor, riendo despacio al sentir la dicha de estar juntos y corresponderse como dos locos enamorados.

-Kei-chan… - el castaño le lanzó un beso y se acurrucó en su pecho – Ya va a llegar mi esposa
-Ah… lo sé, lo sé – susurró el mayor – Lamentablemente, no quiero dejarte
-Ni yo, pero ya pronto se cerrará el contrato con su familia y podré firmar el divorcio
-¿No te da miedo que digan algo por escaparte con el chofer de la mansión?

Kei le miró tan serio que por un momento pensó que lo decía de verdad pero luego rió, consciente de que jamás diría algo tan estúpido.

-Bueno, me da igual

Ambos volvieron a mirarse y se volvieron a besar, deslizándose debajo de las sábanas de seda por un instante más hasta volver a la realidad que los consumía. Una careta de porcelana que ya pronto, dejarían atrás para tomar un rumbo, juntos.

Un rumbos que hace mucho, buscaban y querían.