22 julio 2013

Snowy Rainbow [4]

http://i89.photobucket.com/albums/k220/Satommy14/pensamiento1.jpg: Me duele la cabeza
: Somebody to love - Glee
: Escritorio



Notas: Flojera al máximo X'D ese es el por qué no actualizo... pero hoy sí el word me abstrajo aunque está muy corto el capítulo u3u lo siento


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[12 meses y 5 días antes]

-Ya no puedo… Ya no puedo con esto

El ambiente de por sí estaba frío, el termostato se había ido al demonio por tercera vez ese mes junto con el dinero del alquiler del departamento y el pago de su pensión en la universidad. Estaba sin un solo yen en el bolsillo, con el estrés latente en su interior pero aun así el destino insistía en joderlo. Soltó un suspiro y elevó la mirada que había estado puesta sobre aquel fastidioso mecanismo eléctrico para ver los pequeños ojos pardos de su novio cuajados en lágrimas. Aun llorando se le veía tierno. Veía cómo es que las gotas se deslizaban por las mejillas sonrosadas del chico, curvándose en su recorrido al caer por las mejillas hasta estar cerca de sus labios y él, no queriendo dejarlas proseguir, las sorbía con su lengua que se asomaba para evitar que el sabor salado se le acumulase en la comisura de estos. Con lentitud tomó su postura erguida y caminó unos pasos para alcanzarlo, lo único que en esos momentos era capaz de hacer era consolarlo, pero no le dejó, su novio retrocedía un paso hacia atrás cada que él se adelantaba otro. Definitivamente, el interior de su departamento cayó en picada otros varios grados al verlo así.

-No puedo… seguir contigo…

Inoo Kei no pretendía ser partícipe de esa conversación, ni siquiera planeaba terminar de escuchar lo que el castaño tuviera para decirle y es que sabía en su interior que había quebrado el alma pura de Daiki, mas su egoísmo nato le hacía incapaz de dejarlo marchar, aun si él lo deseaba así.
Se giró hacia el closet de la habitación para buscar sus herramientas, tal vez si arreglase el termostato de aquella maldita ratonera el menor dejaría de actuar tan impulsivo y se olvidaría de aquel tema en el mejor de los casos, o sino tal vez, sólo lo aplazaría. Cualquier opción era buena.

-Ni siquiera ahora me puedes escuchar… ¡Jamás me escuchas!

Escuchó sus sollozos encogido frente a esa puerta blanca, su cuerpo encorvado cubría el regalo que estaba ahí escondido, solamente que él no era dueño de aquella sorpresa, él era el sorprendido.

-¿Q-Qué es esto? – tartamudeó el mayor, tomando entre sus manos la caja cubierta con un delicado y elegante papel azul, un moño beige adornaba una esquina
-Ni siquiera… te acordaste…

El frío se volvió glacial. La mirada del que ahora era merecedor por parte de Daiki le dejaba en claro el daño que acababa de hacerle. Que siempre le hacía. No había día, semana, mes en el que no le hiciera llorar ¿es que acaso jamás podría hacer las cosas de la manera adecuada? Pasó ante él un flashback de meses antes, un rostro sonrojado y el primer beso que se dieron.

-Mierda…

Lo había olvidado, había olvidado la fecha de su aniversario con Daiki.

[Presente]

-Mi amor ~

La voz canturreó con maldad cerca de su oído, reaccionando de inmediato ante ello con un golpe al emisor en el vientre, escuchando un quejido como nueva respuesta a sus acciones.

-Que amargado eres Kei

Un chico alto y muy delgado bufó con desprecio fingido antes de sentarse en la mesa de dibujo del pelinegro. Sus manos hicieron a un lado los pequeños porta lapiceros con diferentes formas y dibujos que llenaban gran parte de esa madera gastada que el otro utilizaba para trabajar, haciéndole más fácil el acomodarse con las piernas casi colgando al borde de esta. Realmente no había nada que hacer en esos días pues acababan de entregar un proyecto que no había tardado en ser aprobado por la gerencia que los había contratado no hace mucho, era un desperdicio de tiempo libre lo que su amigo realizaba pero no era quien para educarlo con respecto a lo que hacía o dejaba de hacer, además sabía que su adicción al trabajo no era más que una excusa para sumergirse en miles de pensamientos lejanos a los que realmente, debían ser atendidos. Sus ojos pequeños miraron por la ventana que estaba justo delante de él y a espaldas del otro, miraba el paisaje detrás de éste que era una selva de edificios de todo tipo, color y tamaño, algunos con brillantes anuncios y otros tan serios como nada. El chico a su lado había escogido aquel lugar como su sitio de trabajo pues decía que era un ambiente agradable con áreas verdes y paisajes tranquilos como para trabajar, una gran mentira que le siguió a muchas tantas más, solo que jamás lo reconocería aunque él ya supiera de antemano cada una de éstas.

-No soy amargado – carraspeó de pronto al sentirse tan abstraído por el silencio
-Si no querías que dijera eso, lo hubieras dicho – se encogió de hombros sin despegar la mirada de la ventana – Ese chico, el de antes de ayer… Era tu novio, ¿cierto?
-Era – contestó a secas, no era tema del que jamás quisiera hablar - ¿Cómo crees que quede el proyecto una vez lo construyan?
-La vez que fuimos a tu casa con Hikaru, vimos la foto que tenías escondida de él en tu cajón – prosiguió como si nada le hubiese interrumpido, ignorando en su totalidad la pregunta hecha por interlocutor – Es… ¿Guapo? – soltó una carcajada – Vale, no es la palabra para describirlo, es lindo~ Definitivamente, pero se ve mucho más demacrado de lo que estaba en aquella foto

Kei apretó los dedos en torno al lápiz que sostenía en su mano, la fuerza era tal que sus nudillos estaban poniéndose blancos. Entonces no había sido su imaginación, aquel Daiki que se cruzaron en la calle sí era su Daiki, aquel muchacho que amaba y que había terminado con él hace ya un año, pero era distinto a como lo recordaba. Ya no estaba aquel brillo en sus ojos, sus mejillas tampoco se adornaban con ese pequeño rubor que siempre estaba presente en él ni mucho menos sintió el aura de paz que tantas era su único refugio. El alma de aquel individuo estaba doblegada e incluso Yabu lo había notado.

-¿Por qué terminaron?
-Él me dejó – dijo al retomar hilación de su mente y cuerpo, trazando nuevas líneas en su papel
-¿Por qué?
-¿Kota, qué te importa?
-Eres mi amigo – suspiró pesado, la terquedad del pelinegro era más que notoria – Estás mal, mírate… ¿Cuántas horas llevas sentado ahí?
-Estoy trabajando
-Oh, claro… Inoo, ni Hikaru ni yo somos idiotas para darnos cuenta que algo está mal contigo pero tampoco ninguno va a forzarte a decir las cosas, simplemente ten en cuenta, que te apreciamos y es normal querer saber de vez en cuando porque lloras

----(FLASHBACK)----

-Jamás… he sido suficiente para ti, ¿verdad Kei?
-Claro

Carraspeó con la garganta bruscamente, eran ya las 11 de la noche y ellos seguían discutiendo, llevaban en ello más de dos horas paseándose por todo el departamento entre comentarios hirientes y sin sentido entre ambos, había sido su error pero tampoco es que deseara soportar cada sílaba dicha con frenesí y rabia por el castaño, él también tenía un límite. Y las lágrimas del menor tampoco ayudaban. Daiki lloraba como un niño pequeño, desconsolado e incapaz de hacer nada para frenar esas dichosas lágrimas, dijera lo que dijera o hiciera lo que hiciera, él seguía llorando y no era para menos, el mes pasado también se había olvidado de aquella fecha pero no era en sí su culpa, cargaba con tantas responsabilidades encima que por un momento su mente se eclipsaba de problemas y deudas. Se sentó lleno de frustración en su duro sofá que llenaba el pequeño espacio de su sala, sus manos sujetaron su cabeza y por un momento quiso arrancarse el cabello en desesperación de no saber qué demonios hacer para arreglar su vida.

-Sabes que… haz lo que desees, yo tampoco ya te soporto a ti
-Hm…

De pronto el silencio hizo acopio como un golpe mortal en su corazón. Alzó la mirada desesperado pero ya era tarde, no había nada que pudiera hacer ni decir ahora para arreglarlo, acababa de terminar de destrozar lo poco que Arioka aún podía tener en su interior. Se levantó para acercarse rápidamente pero ahora ni siquiera le rehuyó, simplemente el castaño se giró y caminó fuera del departamento sin decir nada más, sin una última mirada, sin último adiós y sin nada más.

¿Cómo amar podía ser tan dañino? ¿Cómo un amor tan intenso podía ser enfermizo? ¿Por qué algo tan perfecto dolía a tal grado?

----(FIN FLASHBACK)----

Parpadeó varias veces al darse cuenta que varias lágrimas estaban desbordándose de sus ojos, desesperado quiso sacar su hoja de trabajo pero ya no estaba ahí, en su lugar había una caja de pañuelos desechables. Miró a su lado y vio a Kota saliendo por la puerta principal de la oficina mientras su cabello se agitaba de lado a lado en negación constante.

-Lo siento

Ni siquiera supo del todo por qué se disculpaba, si eran palabras dirigidas a su amigo o a aquella persona que dañó aun habiéndolo amado tanto. Pero era su culpa al final, siempre su culpa.

----(FLASHBACK)----

-Esta vez, hagamos las cosas bien…

Miraba a Daiki a los ojos, había pasado una semana después de que hubiesen terminado pero nuevamente se reencontraban, ni él ni el otro eran capaces de cortar la relación tan intensa que entre ambos mantenían, aún con el daño irreparable que cada uno de ellos le había ocasionado al otro. Caminó dentro del departamento del menor, mirando los lugares habituales en los que siempre enfocaba la mirada cada que entraba ahí, los marcos de la pared y el pequeño florero en su centro de mesa, aunque si debía elegir algo, lo que más le gustaba era aquella foto justo junto al teléfono de ellos dos juntos, en su primera cita antes de que se confesaran.

-Hay que intentarlo

Corroboró él dando unos pasos más para alcanzar su cintura con las manos y posar los labios en los suyos. Finos y delicados como la seda más pura, el sabor entre chocolate y fresa, un olor dulce que era entre algún cítrico y uva, Arioka había cambiado su marca de aseo personal sólo para hacerlo sonreír y la táctica, había funcionado. Hace ya mucho tiempo que ese olor le traía tan buenos recuerdos y momentos porque estaban juntos, porque era un deja vú agradable. Alegre.

Pero no duró.

Poco a poco la relación se desmoronó después de aquel quiebre, Daiki era cada vez más inseguro, siempre le decía palabras hirientes, siempre le sacaba en cara lo poco o nada de atención que le brindaba aunque sólo fueran eventos aislados, el menor los acumulaba para luego volver a restregárselos haciéndolo sentir peor a medida que los días transcurrían. Sus labios dulces se volvieron secos, ya no habían palabras diciendo “te amo” de por medio porque su castaño sentía que amaba sólo y eso le destrozaba el alma. Era una ironía, si él lo amaba más que a nada y aun así no era capaz de hacérselo sentir. Aunque se esforzara, nada cambiaba y era doloroso. Su ratonera dejó de tener la luz de su vida, porque el menor dejó de visitarlo y las pocas veces que él iba a su casa lo sentía distante, ausente… Pero, era su culpa, lo sabía, siempre lo había sabido. Se lo había dicho antes de empezar a salir, que él no podría ser el novio que necesitara o deseara porque no tenía el tiempo, no tenía esa facultad. Era impulsivo y muchas veces ausente por sus responsabilidades, pero aun así él le espero y le dijo cosas dulces, ¿cómo no ceder? ¿Cómo fingir que no importaba que aquel puro ser estuviera libre? No quería que nadie lo tocase, no cuando sólo él podía ser su poseedor.

-Debí… cuidarte mejor

Esas fueron las palabras que soltó en la puerta de su casa después de otra de las tantas peleas que habían tenido, eran ya tan seguidas que se había desgastado moralmente, su cabeza no daba para más al pensar en cada situación dolorosa que ambos atravesaban. Con cada discusión se sentía más inútil y con una incapacidad de amar, porque ¿cómo era posible que él amándolo como lo hacía no pudiera salir de peleas, lágrimas y lamentos?
Escuchó nuevamente esas palabras hirientes, esas que ni siquiera era capaz de procesar:

“Sería mejor terminar”

Y fue esa vez él quien se marchó, pero se marchó para ya desaparecer porque Daiki no podía estar con alguien como él, alguien tan dañino, tan cruel que no pudo cuidar sus sentimientos. No estaba hecho para eso, prefería atesorarlo como un recuerdo agradable y no como alguien a quien le destruyó la vida.

----(FIN FLASHBACK)----

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Okamoto miró el cuerpo tendido del mayor, ya habían pasado unos días de lo sucedido y en su lugar había sido testigo de visitas continuas. Los padres del castaño, su primo, sus tíos, un compañero de trabajo y Nakajima, también Kyo. Ninguno de ellos era consciente de los análisis reales de Daiki a excepción de los dos últimos, aunque supiera que luego podía enfrentar incluso cargos penales, se había esforzado en encubrir todo el rastro de sustancias tóxicas que le habían encontrado en la sangre y con un esfuerzo aún mayor, había logrado pasar su sobredosis como un accidente aislado que solía pasar en jóvenes con alto nivel de estrés. No quería que los problemas lo agobiasen aún más de lo que ya lo hacían, tenía suficiente con la no superación de esa maldita ruptura.
Sus dedos blancos se deslizaron entre la mano inerte del chico, apretando fuertemente para mantener cálido aquel agarre aunque era difícil, ¿lo sentiría? El estado de coma era tan impredecible que no había una respuesta pero verlo recostado ahí tan indefenso le hacía enrabiar aún más. Las blancas sábanas bien podrían estar manchadas de sangre porque para él, todo ello tenía más pinta de ser un asesinato que cualquier otra cosa, era algo que en su mente no podía tolerar. Soltó sus dedos y se dirigió caminando hasta la puerta, su reloj marcaba las 6 de la tarde e iba siendo hora que partiera hacia el antro, era su lugar de trabajo después de todo pero además de ello y muy ajeno a lo demás, tenía una razón de peso para acercarse aquella noche en especial. No dejaría que todo pasara así como así, el culpable tenía que pagar.
Ésta vez fue él quien dejó que sus pasos retumbaran por los pasillos del hospital, sus blancas paredes y sus pisos incólumes le enfermaban, era asfixiante estar en un lugar con olor a tristeza ¿o era sólo algo de su imaginación? Tal vez él también estaba enloqueciendo, tal vez estaba llevándolo al extremo pero era algo que tan sólo llegaría a saber cuando cumpliese aquella misión autoencomendada.

Necesitaba encontrar a Kyo.

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“Hace frío, Kei… ¿Por qué no me abrazas? Hace mucho tiempo que ya te has ido y… te extraño.
Han pasado muchas cosas, Kei, no he podido ser bueno ni tampoco fiel… ¿Me odias mucho?
Probé de sustancias que jamás había probado, me daban una razón para sonreír porque tú ya no estabas y era mejor vivir así a vivir siendo consciente.
Perdóname Kei…
¿Te hice mucho daño?
Creo que ambos nos herimos en demasía… Pero fui yo quien aún ahora te anhela…
Dime Kei, ¿por qué no me viste? ¿por qué me ignoraste?
Jamás creí en esas palabras que decían que el ignorar era el peor castigo que podrías darle a alguien.
Jamás lo creí hasta que me lo hiciste.
Me costó rearmarme, tener el valor de salir de la cama pero nuevamente caí en ella…
No estaba solo, perdóname, pero sentirme tan sólo iba a llevarme al suicidio.
Lo siento Kei, siempre fui cobarde.
Aún ahora lo soy.
No quiero despertar.”

09 julio 2013

0709 [Drabble]

http://i89.photobucket.com/albums/k220/Satommy14/pensamiento1.jpg: Mis pobres ojos~
: Nocivo - Kema
: Mi escritorio


Título: 0709
Autor: Satommy
Parejas: Inoodai
Género: Slash
Extensión: Drabble
Notas: Hoy es un día especial entre todo, éste drabble lo es y lo hice con mucho cariño. Espero que llegue a donde debe aunque sé que es improbable... A quienes lo saben, sigo queriendo terminar un oneshot, quería hacerlo para hoy pero la cabeza no me dio :'3 así que espero tenerlo pronto.


Sus labios se deslizaban delicadamente por cada rincón de su cuerpo, dejaba pequeños vestigios con un centímetro de distancia el uno del otro. Besaba, lamía y succionaba esa piel tan delicada y blanca de su compañero, pequeñas uñas rasgando su espalda en respuesta a esa atención, dejando en claro el placer exquisito que le producía. Era más que gloria. Hacer el amor con la persona que amabas, entregarte con cada parte de tu alma y a cambio recibir la de tu amante era la combinación más exquisita de climax, la más intensa, la más perfecta.
Inoo lo embistió una vez más, eran estocadas pausadas, lentas pero tan bruscas que temía que el cuerpo que sostenía entre sus brazos pudiese quebrarse. La delgada cintura que el menor tenía, sus piernas ligeramente distanciadas para darle el paso perfecto entre sus nalgas. Su interior tan estreche que le hacía salpicas un poco de semen con cada embestida. Él le pertenecía, e Inoo era consciente de ello, sabía que Arioka Daiki lo amaba y todo su ser emanaba un aura de amor único que sólo podía profesarle a él; esos ojos entreabiertos que lo observaban atento brillaban con un sentimiento que nunca en su vida había podido experimentar, era distinto a todo y él nunca había podido experimentarlo hasta que lo conoció, enamorándose perdidamente el uno del otro. Eran como dos piezas de rompecabezas que encajaban a la perfección, que no podían tener otro par más que ellos mismo y era lo mejor que podía haberle pasado en su existencia.
Sintió vibrar al castaño bajo su cuerpo, su piel erizarse y tensarse en un santiamén, lo miró admirando cada rasgo felino que poseía, fusionándose a su parda mirada antes de que ambos alcanzaran su punto culmine en ese encuentro pasional, ¿había algo más perfecto?
Se quedó dentro suyo, sus brazos rodearon su cintura y lo cobijaron contra sí mismo. Era aquel exacto momento que más apreciaba en toda su vida, porque lo veía frágil, herido, marcado por su sadismo al momento de poseerlo pero ahí estaba aún Daiki, abrazándolo de vuelta, besando poquito a poquito su piel mientras bebía de sus pequeñas gotas de sudor que recorrían su torso, deslizando los dedos también por aquellos arañones que sin darse cuenta y por la fuerza con la que lo penetraba, el menor le había hecho en la espalda.

-Te amo… - dijo Kei con dulzura, acomodando pequeños mechones de cabello del menor – Te amaré para siempre…
-Kei-chan… - el menor estaba agotado, se oía en su voz, pero eso no le impidió continuar – Yo te amo más, jamás me dejes… por favor
-Claro que no, eres lo más hermoso que tengo
-Soy feo – refutó con una pequeña risa – Te amo, mi super héroe
-Eres perfecto – contrarrestó cobijándolo con las mantas y sus brazos – Y yo a ti, mi pequeño felino

08 julio 2013

Frío [Drabble]

http://i89.photobucket.com/albums/k220/Satommy14/pensamiento1.jpg: Un día y contanto
: Bubbly - Colbie Caillat
: Mi cama u3u


Título: Frío
Autor: Satommy
Parejas: Yabuhika
Género: Fluff
Extensión: Drabble
Notas: Debería estar estudiando, no he estudiado NADA y tengo examen XD en unas horas... es el problema de aprobar con notas buenas aún sin el examen final eweUu *sigh*



Estaba muerto de frío, los huesos le calaban e incluso en su intento de dormir, sus dientes castañeaban por la falta de calor y ni qué decir del dolor agudo que le pulsaba en las manos y en los pies. Odiaba ese clima y el frío vil que emanaba. Tomó un largo suspiro y volvió a girar encima de la cama, buscando con desespero encontrar una posición más cómoda que fuera el punto donde su calor corporal fuera a aumentar.

-Ah… no puedo

Hikaru se resignó a las 2 a.m., en cuatro horas debía estar listo y no había descansado ni un poco. A tientas buscó su celular y mandó un mensaje, deseando que alguien le hiciera compañía aquella noche.

sms: Kou-chan… hace frío

Miró el móvil inerte, ni una luz parpadeando ni tampoco el zumbido del vibrador. Soltó otro largo suspiro y metió las manos entre las piernas, queriendo calentarse a cómo de lugar. Trató de buscar nuevamente el cobijo de sus mantas pero ahora fue la puerta quien lo detuvo, se quedó estático un segundo pero se levantó de todas formas a ver quién era, encontrándose con el líder de JUMP con los brazos cruzados y viéndolo divertido.

-Te dije que podíamos dormir juntos, ¿qué hubieras hecho de no habernos quedado en el hotel ésta noche?

Hikaru desvió la mirada y caminó tranquilamente dentro de su habitación. Siquiera las cuatro horas que quedaban las pasaría sin frío y con una compañía que estaba de más decir, le agradaba.