02 agosto 2014

Stubborn and Proud [OneShot]

http://i89.photobucket.com/albums/k220/Satommy14/pensamiento1.jpg: Mañana es el día 0!
: Wherever you are - 5 Seconds of Summer♥
: SF - Resident Club

Título: Stubborn and Proud
Autor: Satommy
Parejas: Yamajima
Género: Lemon[?]
Extensión: Oneshot
Notas: Ok, sinceramente XD hace mucho no escribía así y hubiera terminado antes pero ugh,que me distraje con absolutamente todo y luego que HSJ sacó sus goodies para el concierto y que luego todo tenía Inoodai y yo chillando y asdasdads todo se me juntó XD pero chan! Lo terminé u3u♥ Desde hace mucho que quería hacerle un fic a mi yerno (Perro) y a Haine :3 porque los amo y porque son geniales y porque sí, porque quería~~! Y ñeh... eso uwu espero les guste... Y si no e_e mueran, escribo porque quiero darles alguito de diversión y ustedes no me pelan :c denme amor[?] Por cierto... XD por ahí anda mi ask (al ladito, donde dice ask[?]) y mi twitter es @satommy1 e3e últimamente ando con... stalkers, así que sumarle un poco más a la lista, me ayudará a apaciguar mi rabia XD eso es todo... CHAI, LAS QUIERO Y SI MUERO, HAGAN QUE INOO SE CASE CON DAIKI QUE ES MI ÚLTIMO DESEO *huye*
P.D.: Si ven errores ortográficos, no me digan nada e_e está sin editar... Teniendo en cuenta que quería que fuera drabble y terminó siendo esto, no me pueden culpar[?] orz



Había algo que Yamada y Nakajima odiaban el uno del otro, era algo que no habían podido superar en esos años, ni siquiera el día que habían hablado y dejado atrás todo aquel extraño resentimiento que sin querer, habían almacenado en sus corazones.

Su rivalidad, era detestable sin lugar a dudas.

No es que Yuto quisiera siempre estar por encima del mayor, tampoco era que el castaño lo hiciera por mantener su puesto como pieza central del grupo, era simplemente una característica de ambos que salía a relucir cuando se trataba de trabajo, les gustaba esforzarse por ser los mejores y eso era todo.

Aunque “todo”, no pudiera arreglar los roces que tenían cada cierto tiempo.

La verdad del asunto es que habían sido novios en su tierna pubertad, pero pronto los celos, la envidia y el poco tiempo que tenían para verse los llevó a terminar con los peores términos habidos y por haber, uno no sabía manejar el despegue de popularidad que pronto había ni la diferenciación y preferencia que las cámaras empezaban a mostrar, ni el otro sabía cómo reaccionar frente a la frialdad e indiferencia que se mostraba ante él, haciéndolo sentir más solo que nunca antes y preguntándose, qué demonios había hecho mal para merecer algo así. Sus palabras primero indirectas, pronto eran cuchillos afilados que se lanzaban el uno al otro para herirse, para poder causar todo el daño posible porque no sabían cómo enfrentarse. No sabían cómo tomar al toro por los cuernos y ponerlo en su lugar.
Ryosuke y Yuto no se soportaban, no podían estar en el mismo lugar más de 10 minutos juntos sin que luego uno quisiera golpear al otro o que todos los que se encontraban a su alrededor, enfermaran de la tensión que el mal humor de los menores causaban.

Hikaru había intervenido, sin ningún éxito; Yabu los había regañado, causando que la pelea entre ambos se hiciera más grande. Takaki habló con Ryosuke, haciéndolo llorar y tan sólo causando que sus sentimientos de resentimiento a Yuto por dejarlo, se multiplicaran y su odio se volviera más agresivo. Si es que no llegaban a los golpes, era simple y sencillamente porque ninguno podía hacerse alguna herida en el rostro, después de todo, les pagaban por tener la piel bien cuidada.

Fue gracias a Chinen y el maldito –o bendito vino– que trajo de Italia que las cosas se solucionaron. Tal vez el alcohol no era la mejor respuesta para el mal de amores ni de la envidia, pero definitivamente soltaba la lengua y lograba que la sinceridad escondida saliera a flote con toda naturalidad, sin miedo ni vergüenza, algo que los dos jóvenes no habían tenido el valor de hacer desde hace ya mucho tiempo y que tan sólo aquella noche de amigos, pudieron llevar a cabo.

Lo malo de todo es que de aquella noche al presente, había pasado ya algo de tiempo y su rivalidad seguía en pie, sólo que los problemas que se daban eran distintos.

Había sido otro día de promoción para el nuevo dorama de Yuto, y no es que no estuviera feliz con que su recién-adquirido-regresado-perfecto-de-nuevo novio sea por primera vez protagonista de una producción tan llamativa como la que era Suikyuu Yankees, sino que no entendía porque Nakajima y no él… Sí, entendía claramente que él estaba en contrato con la grabación de Kindaichi pero no podía no sentirse más que ofendido que el trabajo ofrecido hubiera sido para el menor sólo por su físico y talla. Yuto se esforzaba actuando, pero siendo realistas, todavía estaba en un nivel muy por lo bajo de lo que se necesitaba para ser el principal en una producción tan ambiciosa como lo era esa.
Y no le cabía, simplemente no le cabía en el cerebro la idea que alguien con ninguna cualidad ante las cámaras pudiera tener su estelar con tanta simpleza. Era egoísta, lo sabía, pero no podía controlarse y aunque el menor no hubiera hecho nada malo, cuando se le acercó a dejarle un beso en la mejilla, éstas se hincharon de aire y bufó con ese gesto tan infantil que tenía, desviando la mirada hacia sus pies mientras murmuraba incoherencias con el aliento agitado.

-¿Ahora qué te pasa?

El pelinegro había estado pasando de largo al entrar al departamento, tan sólo saludando al mayor por lo superficial pues quería cambiarse con el pijama antes de siquiera acercarse a algo más, pero su respuesta tan frívola y enfurruñada no lo dejó. Caminando de vuelta, lo tomó por la cintura con el brazo y lo hizo girar a verlo, no obteniendo más que otro pequeño bufido y otro movimiento de su rostro, siempre evitando mantener contacto visual. A veces Yuto se quedaba pensando si es que Ryosuke se había quedado estancado en su adolescencia o justo en la etapa en que hubieron terminado ya hace tantos años pues sus reacciones y sus niñerías, no habían cambiado un poco. Su rostro era más maduro, pero su comportamiento, seguía siendo de cuando tenía 10 años. Sonrió de lado, enarcando una ceja y acercándolo más a su cuerpo.

-¿Qué? ¿Pretendes quedarte callado?
-No tengo por qué decirte las cosas siempre que me lo ordenas, Yuto

La acusación lo descolocó porque lo último que estaba haciendo, era ciertamente, darle órdenes. Frunciendo el ceño con molestia, soltó el agarre para volver a lo suyo, había tenido un día demasiado pesado como para tener que soportar el mal genio que-nunca-jamás-entendía del mayor. Con pasos firmes y algo más tensos de los que en un inicio había dado en el departamento, se dirigió a la habitación que compartía con el castaño, quitándose de inmediato las prendas y dejándolas caer a un lado de la cama, no pasó mucho tiempo hasta que unos pasos presurosos se acercaron y otro bufido resonó entre las paredes.

-¡No dejes tus cosas todas tiradas! ¡Luego soy yo quien tiene que limpiar!
-Nadie te dice que lo hagas, si eres un obsesionado de la limpieza es tu propio problema – Yuto lo miró, sus cejas casi juntas por la expresión de fastidio que le provocaba el mayor – Oh bueno, si tanto te incomoda también, me puedo mudar de una vez para ya no…
-No te vayas

Touché.

Yuto no podía entender a su amargado-insensible-bipolar novio, pero sabía a la perfección que entre todo, había algo que era la debilidad del más bajo y tal vez, sólo tal vez, era malvado de su parte siempre cogerse de aquel talón de Aquiles para hacerlo sucumbir y derrotar aquella intolerante máscara de mal humor que se pagaba con él cada que algo lo molestaba. Casi siempre sabía el motivo de su actitud, o podía suponerlo, pero aquel día no creía haber hecho nada más que trabajar en la promoción del nuevo dorama y… Oh. Sus ojos se entrecerraron, sus manos dejando caer la camiseta que tenía todavía sujeta al lado del suéter azul y la chaqueta que tanto le gustaban. Miró al mayor de manera analítica y con una simpleza propia de alguien más fuerte, lo empujó contra la cama, mirando los ojos de sorpresa de Ryosuke que no terminaba de procesar nada.

-¿Por qué te molesta tanto que tenga igual cantidad de trabajo que tú? – resopló tranquilo, el aire expelido de sus labios chocando contra el flequillo del mayor, haciéndolo revolotear un poco - ¿Qué? ¿Acaso te dan celos o simplemente no te crees que pueda tener oportunidades igual de buenas que tú?
-¡No tengo celos! ¡¿Por qué estaría celoso?! – Yamada sintió el peso extra sobre sus caderas y con los ojos bien abiertos, se sonrojó violentamente. Sí, el día de la “reconciliación” se había acostado con Yuto, pero desde que oficialmente habían regresado, el uno ni el otro habían intentado algo más. De alguna forma, era vergonzoso ahora que no estaba ebrio y era consciente de todo – Bájate…
-Odio que mientas y simplemente te quedes con tu mal humor para ti, teniendo que soportarte yo

El menor ni siquiera escuchó sus palabras. Sentado sobre las caderas del castaño, se quitó el cinturón que mantenía en su lugar el pantalón, buscando primero una y luego la otra mano de su novio para sujetarlas ambas con la correa, teniendo cuidado de enlazarla a uno de los pequeños barrotes del respaldar de la cama y así imposibilitar al mayor de poder hacer nada. A Yuto le gustaba ciertamente, los estados de sorpresa del más bajo pues su tiempo de reacción era tan lento que cuando quería tomar revancha, ya le había llevado la delantera por mucho.

Mucho.

-Deberías, madurar un poco más
-¡Yuto! – forcejeó cuando el valor volvió a su cuerpo, pataleando y moviéndose con rapidez pero el menor sólo se reía y disfrutaba de su ansiedad y grititos infantiles, haciéndolo sonrojar aún más - ¡¿Qué haces?!
-Shhh, que si haces mucha bulla, los vecinos te van a escuchar

Ryosuke se mordió el labio inferior, mirando con real odio al más alto, temblándole de a pocos el cuerpo cuando esas manos que tan bien conocía, iban lentamente a posicionarse sobre los botones de su camisa, liberando uno a uno del ojal hasta que pudo abrir completamente la prenda, dejando expuesta la camiseta interior que llevaba. Sonrió algo más tranquilo, no había forma que pudiera quitarle la ropa si es que lo tenía amarrado, obligatoriamente, tendría que soltarlo si quería llegar a más.

-Entonces… - sin apresurarse y evitando las patadas que el mayor daba a diestra y siniestra, se bajó de su cuerpo, caminando cerca de su mesa para buscar algo que el otro no pudo ver - ¿Son celos que trabaje con tantas personas en ropa de baño o simplemente, no soportas que tenga más atención ahora?
-Ni uno ni lo otro – bufó en respuesta, jalando hacia abajo las manos hasta que sintió un dolor punzante en las muñecas, sabiendo que el cuero del cinturón le había marcado un corte superficial – A-ah… Yuto, maldita sea! Suéltame…
-No

Giró su rostro hasta que la mejilla se apoyó por completo contra la cama, mirando al más alto acercarse otra vez a él, dejando a un costado de la cama algunos objetos que causaron que todo el aire de sus pulmones, se escapara en un pequeño grito de miedo.

Había una tijera y un lubricante, definitivamente, nada bueno podía salir de eso.

Nada de nada.

Yuto soltó una sonora carcajada por su reacción cobarde, volviendo a sentarse sobre sus caderas y tomando con precaución el utensilio filudo para luego tomar el extremo inferior de esa molesta camiseta. Yamada chilló de pura rabia, porque su querido novio estaba osando cortar un Calvin Klein original, edición limitada.
El mayor entre ambos escuchó el sonido característico de la tela rasgada, apretando los labios y conteniéndose de moverse más salvajemente por miedo a que el pelinegro de casualidad lo cortara, pero era imposible mantenerse tan quieto cuando las cuchillas llegaron a la parte más alta de la prenda, dado por concluido el recorrido.

Arruinando por completo y de por vida, su hermosa ropa interior.

Esperó paciente a que el otro se deshiciera de aquella molesta “arma” y hasta que no la vio lejos, no empezó a moverse y a sacudirse como si tuviera un maldito ataque de epilepsia, pero a Yuto no le interesaba, riendo sólo se movía y afianzaba a las caderas del castaño, moviéndose a su ritmo impasible hasta que las fuerzas se le agotaron y su rostro, rojo de cansancio, le dijo que ya no había energía más para desperdiciar.

Nakajima pronto abrió como cortinas las prendas de la parte superior de su pecho, dejando a su merced la blanquecina piel del mayor, recorriendo con sus largos dedos por encima de aquellos pezones de color oscuro que a su tacto, se irguieron con descaro. El rubor en Yamada se multiplicó, maldiciendo su sensibilidad. Evitando verlo a los ojos, controló el aire de sus pulmones contando hasta diez, teniendo efectividad hasta que llegó al cinco cuando fue que su amante, sin qué ni por qué, había descendido hasta tomar con los labios uno de esos pequeños botones rosa, succionándolo y mordiéndolo. Presionando con su lengua, chupando y volviéndolo a soltar para soplarle encima, causándole una cantidad de sensaciones atravesarle la espina dorsal, combinarse en su próstata y erguir su miembro.

Rendido, seducido, expuesto.

Yuto, jugueteó con la otra tetilla con su mano libre, sus labios trazando el borde de la aureola para finalmente ir descendiendo, marcando un camino húmedo de pequeños besos que dejaban una textura ligeramente roja en su recorrido. Sus toques no pararon hasta que alcanzó el borde de su pantalón, observando divertido como el cinturón apretaba sus caderas y el bulto de su entrepierna se marcaba con mayor énfasis al pasar los segundos. Dejó de tocarlo y a cambio apoyó las manos a cada lado de la cintura, haciendo algo de fuerza para luego simplemente empujarse hacia atrás y dejar que ahora su cuerpo reposara sobre sus piernas que ya hace mucho habían dejado de moverse. Fácilmente y sin problemas, sus dedos desabrocharon el cinturón, dejando el sonido metálico de la hebilla fuera lo único que llenara el silencio de la habitación, junto con la respiración agitada de su castaño que ahora lo veía con los ojos entrecerrados y sus ojos, negros de lujuria.

Sus labios entreabiertos eran una tentación tan grande que no resistió, buscando en segundos unirlos a los suyos en un beso que iba más allá de la pasión o la entrega. Era verdad que tenían muy mala relación, parecían gato y perro peleando mañana, tarde y noche pero la realidad era que de igual se necesitaban, que ya muchos años habían desperdiciado con su incapacidad de razonar o conversar. Ya no más, y aunque Yuto nunca lo terminara de entender y aunque Ryosuke le buscara los 3 pies al gato, ambos se obstinaban en no dejar que todo volviera a terminar –o que el uno dejara al otro–.

La lengua de Nakajima se adentró con total confianza en aquella cavidad que lo recibió ansiosa, los gemidos de Ryosuke amortiguándose entre los labios que se sellaban y separaban en segundos, tan sólo para volver a juntarse con completa necesidad. A momentos sus mentes se perdían en el sabor de la saliva del otro, despertando cuando sus dientes chocaban por su torpeza al sumergirse en sus pensamientos errantes, divagando en más allá de lo que se podía decir con palabras porque era demasiado sucio. Ellos no tenían una adicción sexual mutua, pero definitivamente, sus cuerpos se necesitaban más de lo que alguno pudiera controlar.

Las manos del menor terminaron por desvestir al joven que estaba debajo suyo, abriendo el pantalón y bajando el cierre en pocos segundos, segundos en los que Yamada gimió más agudo contra esa lengua que ahora acariciaba los bordes de sus encías, erizándose en cada centímetro de piel que tenía. Yuto no se detuvo ahí y jalando con más ansiedad, tiró de la ropa interior del castaño hasta que logró deslizar las prendas a la mitad de sus muslos, acariciando con delicadeza pero detenimiento, su firme y tersa superficie. Le gustaba cómo se sentía estar encima suyo, le gustaba sentirlo gemir por sus toques.

Aquella noche en la que hablaron de más, bebiendo el vino de Italia que Chinen les regaló, Yuto no tuvo reserva alguna y aprovechando el momento de debilidad que Yamada mostró, llorando porque lo suyo había terminado tan mal, lo poseyó con fiereza, reclamando como propia su alma que nunca, había dejado libre en verdad.

Y ahora, en ese momento, volvía a hacerlo.

Si bien odiaba muchas cosas de su comportamiento y muchas más de sus caprichos, no había ni un solo pelo o actitud que quisiera cambiarle, porque tal cual era, testarudo y fastidioso, él lo amaba.

Con fastidio y poca voluntad se separó de los labios rojos e hinchados del más bajo, mirando como movía las manos para intentar liberarse pero haciéndolo sin ninguna fuerza, no pasó por alto la pequeña herida que se había hecho pero era tarde ya como para detener todo y curarlo. Lo haría después. Alejándose un poco más, se levantó de la cama tan sólo para hacer más fácil el proceso de desvestirse, dejando que sus propias prendas cayeran con libertad a sus tobillos, acompañados de su bóxer negro; unos segundos se quedó de pie, admirando el cuerpo perlado de sudor que estaba a total disposición suyo y tomó la ropa que seguía en las piernas de Yamada, tirando de estas para luego dejarlas resbalar a un lado junto a donde él, había puesto su propia vestimenta.

Tomó con delicadeza las piernas blancas como la leche que su novio tanto ejercitaba, elevándolas hasta colocarlas sobre los hombros y palpando, tomó el lubricante que yacía aún en ese lado de la cama donde minutos antes lo había colocado. Sin que el castaño viera, embarró sus dedos índice y anular con el gel, untando con ligereza el contorno de aquella pequeña entrada rosada, masajeando y haciendo pequeñas presiones que le robaban suspiros al mayor, sus ojos puestos en el miembro erecto del pelinegro, su mente acelerándose y anticipando con emoción lo que pronto ocurriría.

-¡AH!

Un grito feroz y su cuerpo se arqueó de placer, Yuto lo había penetrado con aquellos dedos con los que previamente lo estuvo torturando y ahora, lo embestía con ambos, tratando de chocar con la próstata, tratando de rozar el punto de locura sumergido en aquella cueva de músculo tan estrecha y sin experiencia plena. Su cuerpo sujeto e imposibilitado de hacer mayor cosa, empezó a estremecerse con violencia, su corazón latiendo con locura contra su pecho y su propia hombría, salpicando gotitas de líquido preseminal por la pequeña abertura de la punta.
La mano libre del menor deslizó sus caricias hasta el miembro desatendido, pulseando en un movimiento suave de arriba hacia abajo, haciendo pequeños apretones cada que llegaba al glande, conteniendo sus propios jadeos de éxtasis al ver cómo el otro casi lloraba por el placer que lo invadía con sus roces.
Al sentir que las paredes dejaban de hacer presión, Yuto tomó ambas caderas de su amante y se posicionó con precisión detrás, sin darse el trabajo de ponerse algún preservativo o de echarse él mismo algo de lubricante porque, ni mantenía relación con nadie más, ni deseaba que Ryosuke no lo sintiera como debía de verdad. Inclinó su cuerpo hasta que tomó con delicadeza los labios de su novio, besándolo sutil y delicado al tiempo que empujaba con brusquedad sus caderas, penetrándolo de una sola estocada, toda la extensión de su falo siendo recibido por la calidez de aquella profunda cueva, desapareciendo por completo en su interior.

Sus movimientos eran coordinados, ni muy rápidos ni muy lentos, pero completamente profundos para que ambos pudieran sentir el desliz de su sus pieles en aquella unión carnal. Tan perfecta y exquisita. Yuto se abrazó con firmeza a la cintura pequeña de su novio, presionando sus piernas hasta que chocaban las rodillas con sus hombros mientras él apoyaba el pecho contra el suyo, sus cuerpos completamente fundidos, gimiendo al unísono, Yamada no dudando ni una fracción de segundo en abrazarse a su cuello con los pies cruzados detrás de este, acercándolo si es que se podía más. El vientre de Nakajima hacía presión contra la dureza del castaño, sus gónadas chocando con un sonido curioso y satisfactorio al golpear contra las nalgas de su sometido, ambos gritando incoherencias de a pocos, jadeando y respirando agitado al hacerse el oxígeno nulo en su interior.
Yamada no podía tocarlo, pero entre todo el cóctel de emociones se daba el lujo de verlo mientras lo besaba, irguiéndose de orgullo al saber que sólo él ponía así de mal al pelinegro, que sólo él, era capaz de despertarle aquellos bajos instintos tan escondidos que tenía.

El vaivén marcado por las caderas del menor pronto se hizo más violento, siendo tan rápido que Ryosuke no tenía siquiera tiempo de poder gemir con propiedad. Apenas y su voz podía liberarse y su garganta se forzaba a dejar fluir más sonidos de placer, pero no fue después de mucho que inevitablemente liberó su semilla entre sus cuerpos, contrayendo todo a su paso, incluido su pequeño ano que prácticamente estrujó el falo que lo poseía, forzándolo a liberar el semen caliente dentro de su rugosidad.

Dos gritos agudos y muy altos por el nivel de lo normal se escucharon en todo el complejo de departamentos, dos respiraciones ahogadas tratando de apaciguarse fue lo que continuó en esa habitación. Los segundos pasaron y cuando Yuto puto volver a respirar con tranquilidad, no tardó en soltar la correa con la que tenía sujeta al mayor, dejando caer sus piernas con suavidad a la cama y él, retirándose de su interior para ir al baño.
El mayor se quedó confundido, ni siquiera le había dado un beso antes de irse a bañar y la sensación de pesar ya se estaba acentuando en su vientre cuando lo vio venir nuevamente, con un pequeño botiquín de primeros auxilios en la mano izquierda y una toalla en la derecha.
Su novio le guiñó el ojo y le lanzó el paño con el que se limpió avergonzado la parte de atrás antes, dándose cuenta que había manchado las sábanas con la esencia del más alto. Con un suspiro apenado, arregló todo lo que pudo hasta que el ardor en sus muñecas le hizo acordarse de que estaba “lesionado” y frunció los labios, haciendo un pequeño puchero porque si bien había disfrutado el haber tenido relaciones, no le gustaba cuando Yuto se volvía tan dominante.

-¿Duele mucho?

Pero dominante o no, luego volvía a él aquel joven cálido y amable, dispuesto a hacer todo por él y simplemente, no podía resistirse a sus encantos. Con una negación lenta, estiró sus manos y el menor lo tomó con cuidado, buscando el algodón y el alcohol para limpiarle lenta y parsimoniosamente los rasguños, mirando de reojo por si había alguna mueca o queja de su paciente. Con una sonrisa y al saber que no le dolía, le puso en cada mano una pequeña venda de pandas y lo abrazó por la cintura, besándolo en los labios para lentamente, recostarlo en la cama.

-Deberías dejar de pensar tanto en el trabajo que tengo, vas a enfermarte de lo mucho que reniegas
-A mí no me importa si tienes o no trabajo – susurró el mayor, rodeando con dulzura los hombros bien formados del alto – Es solo… Yuto, actúas mal! Te han dado el trabajo sólo porque tienes… buen cuerpo y una cara bonita, no porque sepas actuar
-Vale, ¿y me puedes decir qué de raro hay en eso? El negocio es así

Se encogió de hombros e ignoró los bufidos suaves que empezaron a salir del más bajo, apretándolo más contra sí mismo y cubriendo a ambos con las sábanas.

Yamada era terco, testarudo y molesto, pero así lo amaba.
Yuto era egocéntrico y orgulloso, pero era perfecto como era y el castaño lo adoraba.

Eran tan para cual, y aunque recién volvieran a retomar su relación, la importancia y valor de esta, era casi sagrado.

10 comentarios:

Nina Segawa dijo...

En realidad este fic me ha enamorado mucho!! Es tan... tan perfecto >3< me encantó porque lo vi demasiado realista, y me ha parecido perfecto de principio a fin. No debería sorprenderme, siempre me enamora lo que escribes *A*

RRMiuy dijo...

¡Amé este fic! *A*... tan... tan... uhmmm... realista, sentí en todo momento la esencia de Yuto y Ryosuke asdfghfgh....♥ Amo como escribes uwu♥

Sakura De Ryosuke dijo...

kya!!!!! me ha encantado!!! afsfsgsggssgs me gusto mucho enserio ya andaba necesitada de Yamajima!!! -rueda por el fic- wuaaa Yamada eres muy malo con el pobre de Yuti acepta que tienes celos de que muestre lo que solo a ti tenpertenece omg!!! xD me ha gustado mucho comobsiemore escribes muy muy lindoooo!!!! *~*

dalia801 dijo...

*O* esta genial, me encanto la descripción que le diste a cada uno siento que encaja perfecta asasdasdadsadsad fue tan emocionante *Q*

Ayaa dijo...

Dios! Hace mucho que no leía lemmon (a excepción de los mangas xD) y woooow! Mira que ha sido muy bueno!!
Ya extrañaba leer algo Yamajima y tu has hecho algo bonito, simplemente la relación amor-odio de esos dos es adorable *--*

Hai☆ne dijo...

<3 ;_; snjhdbhsdbhjansdjs me hizo especial ilusión y soy feliz porque no solo me hayas nombrado a mí,l también a mi hijo ;; chillé mucho :< y aún ahora me dura la felicidad, que lo sepas <3 muchas gracias sggdhgdhaghjd
sabes que opino que es absolutamente perfecto, jope, es que nada de por si de lo que escribes puede no ser perfecto XD eso esta claro, pero tus yamajima, especialmente, son de lo más perfecto que existe, y si encima es una yamajima dedicado para MI y para mi hijo más aún u_ú y eso no lo puede negar nadie sgfsghd <3 ;_;

Anónimo dijo...

ME TENÍA QUE DESVELAR PARA LEER ESTA DOSIS QUE NECESITABA DESPUÉS DE TANTO TRABAJO!! ewe'.
Indescriptible! hacía tiempo que no leía un YamaJima y menos con esta intensidad de lemon asdfgh me quedé impactada. Fue realmente bello con la dulzura, pero al mismo tiempo esa agresividad de que solo ellos entienden *o*. Ohhh Ryosuke, yo sé que él no quiere que Yuto se exponga de tal manera a las personas, porque ese cuerpo alto y formado es solo de él ><.
Hermoshooooo *o*

nana dijo...

me ha hecho suspirar; totalmente valio la pena leerlo <3 jajaja espero no quedarme dormida mañana o te hechare la culpa sato! ajdje hace mil no pasaba por aqui xD arigashou!! <3

aNix FriKi dijo...

asfdfgsgdfh, ya lo habia leído desde hace tiempo pero se me olvido comentar ^^"
¿que puedo decir? ... solo que: AAAAAAHHHHHH!!!! Q buen fic!!, Yuto sabe manejar muy bien a Yamada ♥ y lo sabe complacer bien (?) *----*

La Maju dijo...

De x si al ser YamaJima sabia ke iba a ser lo maximo... Mas junto con Lemon *w* lo ame... Amo como escribes y amo el YamaJima, ke mas puedo pedir? <3