Innocent and Pure [FINAL]

: Keito~♥

: Nada
: En mi país ;3;

Notas: Y este es el fin, creo que lo maté... ya da igual XD no sé que decirles u_u igual y me costó mucho hacerlo, es el cap más largo escriban con toda su familia rondandoGracias a todas las que lo leyeron :3♥

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-¿Está bien? ¿Ryutaro está bien?
-Señor, no puedo…
- ¡DÍGAME CÓMO SE ENCUENTRA!

Takaki agarró por la cintura a Yabu y lo alejó de la, ahora asustada, enfermera. Los nervios del mayor estaban completamente destrozados ¿Qué tan irónica podía ser la vida? Había conocido a Morimoto porque este lo había salvado de ser atropellado y ahora… Ahora estaban en el hospital porque por culpa de Kota, Ryutaro había sido embestido por un carro.
El recuerdo del rostro del menor en su memoria fue doloroso, era tan pacífico que parecía que nunca más fuera a despertar y tenía que hacerlo… No podía dejarlo solo, no ahora.

-¿Qué ha pasado?

La voz infantil y aguda de Shintaro resonó en el pasillo, los médicos habían llamado a su casa en busca de sus padres pero solo lo habían encontrado a él. Todos los ahí presentes se giraron a verlo, Hokuto que estaba en un rincón llorando en silencio vio con total culpa al menor ¿Qué decirle al hermano menor de su mejor amigo? Chinen se mantenía aparte, viendo como Takaki trataba de controlar al alterado de Kota, quería decir algo pero no podía intervenir, la situación actual era demasiado delicada.

-Mi nii-chan… - miró a Yabu - ¿Qué ha pasado?

Nadie habló, el silencio se volvía a cada segundo más incómodo ¿Qué contestarle? ¿Cómo decirle al pequeño que su hermano mayor estaba en Emergencias? Después de unos momentos, Hokuto, respirando hondo y tratando de controlar sus lágrimas, se acercó a él.

-Shin… - trató de sonreír pero solo salió un mueca – Pasó… Pasó un accidente y ahora… Ryu…
-No… No… -murmuró lloroso y corrió hacia Yabu, jalándole el saco del uniforme – ¡Yabu-san! ¿Qué pasó? ¿Cómo es que mi nii-chan está acá? ¿Cómo es que tú también lo estás? ¿Es una broma? Dime que es una broma…
-Shin…
-¡Cállate Hokuto-kun! Si me lo dices tú… Será como la última vez y… Él… Ryutaro…

Shintaro se puso a llorar descontroladamente apoyando su rostro contra el cuerpo de Yabu, este solo atinó a acariciar su cabeza mientras sentía como Takaki palmeaba su hombro, dándole apoyo para que tomara valor y explicara lo sucedido…

-Morimoto-kun… Estábamos en la calle… Y… y tu hermano… se puso a correr – empezó a hablar con voz temblorosa y quebrada – Cruzó la calle… Cruzó sin ver y… Un carro apareció de la nada… Ryutaro… Todavía… No recobra la conciencia, los médicos dicen que… - ¿Qué decían? Hasta ahora no le habían dado cuenta de nada y eso lo desesperaba aún más
-No va a despertar… -dijo el menor entre gemidos de dolor – No lo hará… Cuando entró coma nos lo dijeron, que… Que si volvía a hacerlo… - se empezó a ahogar un poco por su llanto - Ryutaro tendría… Menos del 0.5% de posibilidades de despertar… Y por más que… Por más que mis padres llegaran a confiar en que lo hará… ¡No podríamos pagar su conexión a esa máquina!… No podemos hacerlo…

Hokuto alejó al menor de Yabu pues vio como este palideció bruscamente y su rostro se había descompuesto, como si se fuera a desmayar de un momento a otro. Llevó a Shintaro a una esquina, mientras también lloraba y le susurraba, sin mucha convicción, que todo saldría bien. Chinen se unió a ellos, abrazó a Shintaro y le dijo que, aunque no conociera a Ryutaro, sabía que estaría bien, que no había nadie en la vida que pasara por tantas cosas malas sin obtener una retribución a cambio, que él no podía morir hasta cobrar esa retribución, que no se asustara.
Kota se sentía en una nebulosa, como si todo fuera un mal sueño, pero sabía que no lo era, por como su cuerpo temblaba y sus piernas flaqueaban, sabía que no lo era, por más que rogara que si…

-Yabu… ¿Quién es?

Takaki no había hablado ni preguntado nada hasta ese momento, cuando llegó hasta donde estaba su amigo después de que éste saliera corriendo, lo vio al lado del cuerpo de un chico, un niño casi, se acercó a ver qué pasaba pero fue en ese momento que llegaba la ambulancia y de ahí todo se tornó mucho más confuso.

-Es el hermano menor de Ryutaro – murmuró con pocas fuerzas
-No preguntaba por él – lo cogió de los hombros y lo giró para que lo viera a la cara - ¿Quién es el niño que está internado?

No contestó en un primer instante pues el dolor de recordarlo se volvió a trazar en su rostro y más que nada en su mirada, todo esto era su culpa, absolutamente todo, si él no se hubiera cruzado en el camino de Ryutaro, si no lo hubiera cogido de experimento, el menor no estaría pasando por nada de esto otra vez, al fin y al cabo, lo había estado haciendo bien hasta que Yabu decidió cruzarse en su camino.

-Contéstame
-Es… Es… un amigo – la palabra salió con dudas y le dolió el pecho, empezó a negar frenéticamente con la cabeza, asustando al otro – No, no es mi amigo, no podría serlo, nunca podría… -sus lágrimas empezaron a caer de nuevo, pero esta vez con mayor intensidad que antes - Es… Es… - miró a Takaki y tuvo la realización exacta de todo – Estoy enamorado de él… Yo lo amo, Yuyan…

¿Por qué recién se daba cuenta de eso? ¿Por qué recién mirando ahora a Yuya podía hacerlo? Miraba al castaño y solo sentía un gran cariño por él, por estar a su lado dándole su hombro para llorar, pero no había amor, no estaba enamorado de él, ahora más que nunca tenía la certeza que en menos de una semana su existencia se había visto alterada por aquel niño y que en realidad, nunca había sabido que era el amor hasta tener a Ryutaro entre sus brazos.

-¿Lo amas? ¿Desde cuándo lo conoces?
-¿Eso importa? – contestó con brusquedad y luego bajó la mirada – No lo hace, lo amo y punto…
-Disculpen ¿alguno de ustedes es familiar del menor Morimoto Ryutaro?

Un hombre de unos 50 años se acercó a ellos, Shintaro se acercó a él e hizo una venia, el médico lo miró dubitativamente, pero la tensión del ambiente era tal que, a pesar que ninguno era mayor de edad, prefirió no preguntar.

-¿Qué relación tienes con el menor Morimoto Ryutaro?
-Soy… Su hermano menor… - contestó en voz baja
-Tu hermano esta estable – empezó a explicar - No sufrió ninguna herida de gravedad en el cuerpo y le hicimos una tomografía para ver si su cabeza sufrió algún daño por el impacto pero los resultados no muestran nada negativo, sin embargo – dejó los papeles que estaba leyendo y lo miró - ¿El ya ha estado en coma una vez, verdad? – vio al menor asentir - ¿Por qué motivo?
-Por una crisis infecciosa… Causada por los estafilococos… - murmuró llorando, Hokuto se acercó a él y lo abrazó
-Entonces debes de saber que su cuerpo está predispuesto en quedarse en estado vegetativo… - dijo con algo de pesadez - Actualmente está inconsciente, todavía no podemos decir que ha entrado en estado de coma hasta que su cuerpo de señas de eso, pero se debe estar preparado para lo peor, el cuerpo puede llegar a esa fase de un momento a otro, intenta contactar con tus padres cuanto antes por favor
-De… De acuerdo… ¿Puedo entrar a verlo?
-Las visitas están permitidas – miró a todos los presentes – Pero están restringidas a uno por vez, la habitación es la 301

Todos asintieron y el médico se fue, Hokuto acompañó a Shintaro hasta la puerta de la habitación y lo hizo entrar mientras él esperaba afuera, Takaki se quedó con Yabu y Chinen, abrazaba a su pequeño novio mientras miraba con preocupación a su amigo.

-¿No vas a entrar a verlo?
-No sé… Si tengo ese derecho…
-¿Por qué no? – Yuri también empezó a verlo - ¿No es tu novio?
-No… -miró al piso – Nunca llegamos a hablar de ello…
-¿Pero no lo amas? – Takaki dejó a Chinen y lo miró serio - ¿Qué te pasa Kota? Tú no eres así
-Si lo amo… Solo que… Estaba confundido… Y no… Se lo dije
-¿Pero el te lo dijo?

Chinen preguntó con inocencia pero la pregunta fue demasiado para Yabu, quien se quedó callado ¿Ryutaro lo amaba? Nunca había dicho que sintiera algo por él, no que él recordara por lo menos y en todo caso, si se lo hubiera dicho, el no lo hubiera olvidado.

-Kou-chan, contesta
-No lo sé Takaki… No… Lo sé
-Yabu-san - Hokuto lo llamó, tenía en sus brazos al pequeño Shintaro quien había empezado a llorar de nuevo – Me voy a llevar a Shin a mi casa para que se distraiga, si para mañana no hay ningún cambio, por favor… Avíseme, yo se lo haré saber a sus padres
-¿Mañana? ¿Por qué mañana? – Chinen miró al chico - ¿No sería mejor decírselo ahora mismo?
-No sería bueno causarles una preocupación desde ahora… Diré que se quedó a dormir en mi casa… Hay que darle una oportunidad a Ryutaro de que se sobreponga el solo a esto
-Gracias… Hokuto-kun – Yabu inclinó su cabeza y despidió a los menores
-Yabu-san… - Shintaro fue y lo abrazó – No deje solo a mi hermano, por favor

Solo asintió en forma de respuesta, pero internamente lo sabía, sabía que pasara lo que pasara el no dejaría por nada del mundo a Ryutaro.

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Se había quedado horas en la sala de espera, en compañía de Takaki y Chinen, pero aun sin ánimos de entrar a la habitación de Ryutaro, cuando estos se fueron, se fue un rato a pasear por las calles cercanas al hospital tratando de despejarse, cuando volvió ya estaba anocheciendo.

-Joven… - la enfermera que había gritado más temprano se acercó a él apenas se sentó en la sala de espera - Si quiere puede quedarse a dormir dentro de la habitación del paciente
-¿Puedo hacer eso? – preguntó sorprendido y luego con arrepentimiento por el trato que le había dado antes
-Solo no haga bulla ni llame la atención por favor

Kota estaba a nada de llorar de agradecimiento, la enfermera se despidió de él con una sonrisa y nuevamente se quedó solo, sin saber que hacer ¿realmente tenía el privilegio de estar con Ryutaro? ¿De estar a su lado? Después de todos los problemas que le había traído… No pudo consigo mismo y entró a la habitación, y se arrepintió. Lo vio postrado, conectado al suero y a una máquina que medía los latidos de su corazón, se acercó despacio a su cama y acarició su rostro… Era tan hermoso, su ángel era demasiado bello ¿Cómo le había podido hacer eso? Se acercó a la puerta y la cerró con llave, no quería que nadie interrumpiera aquel momento tan difícil y personal, se subió a la cama del menor y se metió debajo de las sábanas, acurrucó el cuerpo contra su pecho, besó su cabeza, lo abrazó y se quedó dormido mientras derramaba algunas lágrimas llenas de dolor.

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Abrió los ojos y lo primero que vio fue a Yabu durmiendo a su lado, quería golpearlo pero el salto que dio su corazón al verlo fue más que suficiente para no hacerlo, sin embargo, cuando estiró la mano para tocarlo, no pudo, de alguna manera solo conseguía atravesar el cuerpo del mayor con su tacto. La ansiedad, el miedo y la desesperación se hicieron dueño de él, trató de hacerlo tres, cinco, siete veces y nada, sentía como se le formaba un nudo en la garganta y quería gritar pero cuando trataba de hacerlo, de llorar o decir algo, no había ruido alguno ¿Acaso es era la muerte? No podía, él quería vivir, como nunca quería hacerlo y estar al lado de aquella persona…
Abrió los ojos otra vez y nuevamente vio a Yabu a su lado ¿Había sido un sueño? Estiró tembloroso la mano y pudo sentir la cálida piel del mayor, se puso a llorar y saltó a abrazarlo fuertemente, sintió como el cuerpo de Yabu se sobresaltaba y luego temblaba.

-Des… Despertaste…

Kota lo abrazó con fuerza, a pesar de tener miedo de hacerle daño, besó su cabeza otra vez, su frente, sus mejillas y sus labios, sintiendo el sabor salado de sus lágrimas combinadas con las del menor.

-No me dejes… - dijo en un susurró, implorando – Por favor Yabu, no me dejes… No me importa si es extraño… No lo hagas…

Kota lo abrazó sin contestar, hasta ahora ese era el único momento en el que había visto a Ryutaro tan frágil y vulnerable, su petición era algo que quería cumplir pero antes de hacerlo, debía decirle la verdad, a pesar de que eso podría arruinar todo otra vez. Había llegado a esa decisión mientras caminaba y no iba a echarse para atrás ahora.

-Ryutaro – alejó al menor de su cuerpo y puso sus manos a cada lado de su rostro – Antes… te tengo que decir algo…
-¿Q-Qué?
-Yo… - suspiró y cerró los ojos mientras hablaba en voz baja – Yo… Yo amaba a Takaki… O por lo menos creí hacerlo, pero como viste él… Él ama a ese otro chico, a Chinen – no abrió los ojos pero sintió como Ryutaro se soltaba de sus manos – Yo… Quise saber por qué… Por qué quería a ese niño y por cosas del destino tú apareciste…
-¿Me usaste?
-En un inicio… - dijo casi inaudible - Pero ahora… - Kota añadió rápidamente y abrió los ojos viendo como el menor miraba por la ventana – Ryutaro…
-¿Ahora qué? ¿Ahora me amas? - se giró a ver a Yabu con la mirada seria – Dime… ¿Ahora qué soy?
-Si te amo… - inevitablemente sonrió y antes de que le diga o hiciera algo más, lo abrazó – Te amo más que a nada y a nadie en el mundo… - acercó su rostro al del menor que ahora tenía un leve sonrojo en sus mejillas - Por favor, no dudes de lo que te digo… Por algo te lo estoy diciendo… Por algo… Por algo he estado en agonía todas estas horas – lo miró directamente a los ojos – Tu me pides que no te deje, Ryutaro, yo te pido lo mismo a ti… Deja de ser tan impulsivo – le llamó la atención con la voz algo molesta - ¡¿Porqué tenías que correr así?!
-¡Fue tu culpa! – le contestó en su defensa pero con la respiración agitada por los nervios
-Lo fue… En una parte – acarició su mejilla – No lo hagas, no toleraría perderte
-Yabu… - se inclinó despacio hacia el mayor y rozó sus labios, sin llegar a concretar un beso – Hazme tuyo…
-¿Eh? – se quedó en blanco y frunció el ceño - Se supone que ahora deberías de…
-Hazme tuyo… Acá, ahora – Morimoto volvió a decir, con mayor seguridad
-¿P-Por… qué?
-¡Estuve a punto de morir! ¡¿Qué otro motivo quieres?! – lo miró molesto pero luego le regaló una sonrisa – Porque yo también te amo… Y solo se me ocurre una forma de demostrártelo
-Pero solo con decirlo…

No quiso oírlo más y lo calló besándolo, Kota no reaccionó hasta después de unos segundos, cuando sintió la traviesa lengua del menor insistiendo para entrar en su boca, lo recostó en la camilla para continuar con el beso y profundizarlo aún más pero los cables y el suero lo detuvieron, haciéndolo razonar de dónde estaban.

- Ryutaro… No podemos, estamos en el hospital y…

El menor lo empujó soltando un bufido y se bajó de la cama, con una cara de molestia. Primero desconectó el electrocardiógrafo del enchufe y se sacó los chupones del cuerpo que lo conectaban a él, después, cerrando los ojos y con sumo cuidado, se quitó la aguja del suero del brazo, cuando terminó miró con suficiencia al mayor.

-¿Ahora si está bien? – preguntó aún molesto - ¿Con esto te basta?
-No deberías haber hecho eso… Ahora…
-Maldición Kota…

Estiró su mano para llegar a la parte de atrás de su cuello, y encontrando el cinto de la bata, lo soltó, haciendo caer instantáneamente la prenda al piso, mostrando su cuerpo desnudo al mayor. Se podía ver uno que otro moretón en él, pero lo que más resaltaba era su miembro ya erecto, Yabu se relamió los labios al verlo, amaba a su pequeño niño sumiso y dominable, a quien con solo tocarlo ponía nervioso pero, ver a Ryutaro tan predispuesto y… Antojable, era más de lo que mente y cuerpo podían pedir alguna vez

-¿Acaso estar al borde de la muerte de cambió? - se sentó al borde y estiró los brazos
-No, la idea de perderte lo hizo – el comentario fue simple y directo, tanto que el mayor se quedó viéndolo fijamente – ¿No me crees?

El menor se acercó hasta él y sin ningún tipo de recato, se trepó en su cuerpo, apoyando sus rodillas a cada lado de este, acariciando su pecho despacio y besando su cuello con delicadeza.

-No creo en al amor a primera vista – continuó – Pero si Kouta niichan me robó el corazón desde que lo conocí, lo último que podría hacer, sería negarlo - se alejó para que viera su sonrisa llena de lascivia y su cuerpo se lleno de autosuficiencia cuando vio el rostro de Yabu lleno de excitación
-Mierda… - dijo ya sin resistirse y prácticamente lo tiró encima de la cama – Me haces sentir un pervertido ¿Cómo es que te has vuelto tan… sexy en tan poco?

No esperó ni quiso respuesta, le daba igual, al fin y al cabo aquel cuerpo, aquel niño, aquel ángel, solo le pertenecía a él, pero más que nada aquel corazón lo hacía.
Lo besó intensamente, robándole suspiros al menor mientras sus bocas se rozaban y mientras sus lenguas jugaban entre ellas, se quitó la camiseta, rompiendo con el contacto solo unos segundos, volviendo a poseer aquellos dulces y suaves labios que se habían vuelto su adicción en tan poco tiempo.
Movió su cuerpo y el miembro de Ryutaro se frotó contra su vientre bajo, haciendo soltar un leve gemido a ambos, sus manos empezaron a acariciar aquel menudo cuerpo, sintiendo ese estremecimiento que el otro tenía cada que lo tocaba, sonrió para sí mismo, cada pequeña cosa que el menor hacía le encantaba y en cuestión de segundos lo hacía amarlo más, cada reacción de su cuerpo, lo hacía volverse más adicto a él.
Deslizó sus dedos por sus caderas, bajando luego hasta las rodillas para alzarlas y abrazarlas a su cintura, con uno de sus dedos rozó juguetonamente la entrada del niño, quién movió su cabeza para atrás, tratando de contener el gemido alto que quería salir de su garganta. Yabu lo volvió a besar y tanteando, se desabrochó el pantalón y bajó el cierre, para luego quitárselo rápidamente junto con su bóxer. Su miembro ya estaba palpitante y dolía, era como si supiera que dentro de poco la estrechez de Morimoto lo rodearía y lo haría saborear nuevamente el cielo y el infierno en una sola estocada, sus labios fueron descendiendo y besaron con delicadeza los moretones del cuerpo del menor, éste solo lo abrazaba cada vez más fuerte, murmurando despacito unos pequeños “te amo” que le transmitían a Kota pequeños choques eléctricos a través de toda la espina dorsal. Dos de sus dedos penetraron de golpe en el interior de Ryutaro, haciendo un movimiento de tijeras que primero fue despacio, pero que luego, la intensidad aumentó mientras trataba de tocar cada centímetro de pared que recorría con ellos.

-Ko… Kota…

Ese gemido lo era todo, escuchar esa voz rasposa y llena de placer, sumada a la vista de ese rostro tan angelical lleno de lujuria, lo volvían loco, los ojos entrecerrados del menor, con su frente sudorosa y su pecho agitado, eran para Yabu la imagen más perfecta que podía concebir.
Quitó los dedos y los cambió por la punta de su miembro, tocando despacito el borde, tentando más aquel pequeño cuerpo que estaba debajo suyo.

-Kota… De-tente… - dijo a penas y puso sus manos en el pecho del mayor alejándolo, despacio – Quiero… Hacer algo antes

Yabu iba a hacerle caso omiso y penetrarlo de una sola vez pero cuando se dio cuenta, el estaba recostado en la camilla con el rostro de Ryutaro a pocos centímetros de su hombría ¿había dicho que la imagen más perfecta era la de ese niño siendo consumido por la excitación? Pues entonces estaba equivocado, la imagen más perfecta era la de ese mismo niño sacando su lengua para lamer la punta de su miembro, cosa que cuando hizo, no pude evitar gritar su nombre, poniéndose luego una mano en la boca para amortiguar cualquier otro sonido que quisiera salir.
Su cuerpo se estremeció al sentirse completamente engullido por aquella húmeda cavidad, el movimiento que el menor hacía no era experto, era torpe, pero demasiado delicioso con un toque de pasión que Kota no estaba pudiendo contener sus propias hormonas.
Morimoto subía y bajaba lentamente, saboreando aquel nuevo sabor que se mezclaba con su saliva, sabía que era el líquido pres eminal del mayor, pero él no quería probar eso, él iba por aquel líquido blanco que sabía que estaba a punto de salir. Aumentó la velocidad a como pudo, haciendo una succión fuerte en la punta a cada momento para poder apurar el organismo del otro, pero justo cuando sintió que iba a salir el semen de Yabu, éste alejó su rostro de su miembro, salpicando toda su semilla en su rostro y cabello.

-Kota! – reclamó con molestia y con uno de sus dedos cogió un poco del líquido que estaba por su rostro y lo lamió
-Ryu-chan… - limpio con cuidado la sustancia blanca – Serás mi perdición…

A pesar de haberse corrido, su miembro ya estaba nuevamente duro, haber manchado el angelical rostro del menor con su esencia era más de lo que su mente podía tolerar, lo volvió a colocar debajo de su cuerpo y ya sin ningún aviso ni preparación, lo embistió, entrando en su interior de una sola estocada.

-¡Ah!

El gemido unísono que ambos dieron llenó las paredes de la habitación, Yabu no se equivocaba, la estrechez de Ryutaro era inigualable y seguía intacta, como la primera vez que lo habían hecho… Se maldijo internamente ¿había anhelado tanto hacerlo de nuevo desde ese día? No lo sabía pero lo único que invadía su mente era que su miembro rozaba las paredes a cada centímetro, siento aprisionado a la perfección.
Sus embestidas eran lentas, disfrutando todas las sensaciones que su cuerpo experimentaba, y a diferencia de la primera vez, ahora el menor sabía exactamente en qué momento ajustar para que el placer se incrementara. Los gemidos salían de ambos labios, Ryutaro tenía la vaga noción de haber muerto y estar en el cielo, aunque sabía que no era así y era una habitación de hospital la que los albergaba en ese momento, motivo por el cual no podía dar rienda suelta a toda su pasión, los podían llegar a escuchar. Su cuerpo parecía que actuaba ya por acto reflejo, reaccionaba por si solo a cada toque que Yabu le daba, lo abrazó por el cuello para acercarlo a su rostro y poder besarlo y mientras lo hacía, el mayor incrementó la velocidad con que lo penetraba. No aguantó mucho tiempo más, después de todo el accidente lo había cansado. Se corrió mordiendo el labio de Kota para no gemir fuertemente, después de unas largas y profundas embestidas, él también se corrió.

-Cada día te llevo por un peor camino que el anterior
-Aprovecha mientras puedas ser tú el que lo haga

Ante su comentario, Yabu lo abrazó por la cintura y besó su cuello dejando una marca mientras cubría sus cuerpos con la sábana.

-Solo seré yo, no dejaré que nadie más te toque – miró a Ryutaro con el ceño levemente fruncido – Te aviso que soy celoso
-No tendrías por qué serlo – se encogió de hombros y se acomodó en el pecho del mayor - ¿Mis padres saben que estoy acá?
-No… ¡Cierto! – se paró en busca de su celular, algo que le trajo un pequeño deja vú de su primer encuentro, sonrió y volvió al lado de su pequeño amante – Llama a Hokuto y dile que estás vivo, también díselo al pobre de Shintaro, se llevó un mal susto con lo de tu accidente
-Si mamá…

Lo vio irritado pero empezó a marcar, Kota solo pudo sonreír mientras dejaba más vestigios de pertenencia en el cuerpo del menor, marcando no solo su cuello, sino también su pecho, espalda y brazos, aquel niño le había robado el corazón y no permitiría nunca que nadie se lo arrebatara.

FIN